En medio de un desierto en China, se extienden 3.046 kilómetros de vegetación. El árido terreno de Taklimakan era conocido antiguamente como el 'mar de la muerte', pero ahora florece vida con el histórico avance de la Gran Muralla Verde. La iniciativa fue anunciada por el gobierno chino en 1978 como una medida para combatir la desertificación y frenar el avance del desierto de Gobi, cuya expansión amenazaba con reducir las tierras cultivables.
Desde su inicio, el proyecto de la Gran Muralla Verde ha tenido como objetivo crear una franja boscosa que se extiende a lo largo de aproximadamente 4,500 kilómetros, con la meta de aumentar la cobertura forestal en el norte de China del 5% al 15% para 2050. El reciente avance ha sido anunciado por la agencia de noticias nacional Xinhua como una hazaña histórica. Se destaca el potencial de proyecto para proteger la infraestructura local, generar oportunidades económicas y ofrecer esperanza ante la desertificación.
El ambicioso proyecto del "Gran Muro Verde" en China, que busca combatir la desertificación, ha alcanzado un hito significativo al completar 3.046 kilómetros. El esfuerzo forma parte del Programa de Bosques de Protección de Tres Norte, iniciado en 1978, y se espera que esté completamente finalizado para 2050. La iniciativa, que abarca varias provincias del norte del país, tiene como objetivo restaurar la vegetación y frenar la expansión del desierto de Gobi.
Con la plantación de millones de árboles, el proyecto también busca beneficiar a las comunidades locales a través de la creación de empleos y la mejora de la calidad del aire. La "Gran Muralla Verde" es considerado uno de los esfuerzos más ambiciosos en la lucha contra la desertificación a nivel mundial. A medida que el cambio climático continúa afectando a la región, la finalización de este proyecto se vuelve cada vez más crucial para la sostenibilidad ambiental de China.
A lo largo de los años, el proyecto ha enfrentado numerosos desafíos, incluyendo condiciones climáticas adversas y la necesidad de coordinar esfuerzos entre diferentes provincias. Sin embargo, la determinación del gobierno chino ha permitido que el programa avance de manera constan.
La Gran Muralla Verde de China se espera que sea una extensa franja boscosa de aproximadamente 4.500 kilómetros de longitud. La iniciativa busca no solo detener la desertificación, sino también restaurar ecosistemas y aumentar la biodiversidad. Se han plantado más de 66.000 millones de árboles, con un enfoque en especies adaptadas a las condiciones locales.
Se espera que el proyecto actúe como un sumidero de carbono, absorbiendo aproximadamente el 5% de las emisiones industriales de dióxido de carbono de China, lo que equivale a unas 47 millones de toneladas al año.
Desde el inicio del proyecto, se ha observado una disminución significativa en la frecuencia de tormentas de arena. Por ejemplo, en Pekín, estas se redujeron en un 70% entre 2008 y 2018.
A pesar de los resultados positivos, existen críticas sobre la sostenibilidad del proyecto. Algunos expertos advierten que muchos árboles plantados no reciben el cuidado necesario para sobrevivir a largo plazo, lo que podría comprometer los objetivos del proyecto.
La Gran Muralla Verde de China abarca varias provincias del país, específicamente en las regiones más afectadas por la desertificación. Este proyecto, también conocido como el Proyecto de los Tres Nortes, se extiende principalmente a través de las siguientes provincias: Mongolia Interior, Shaanxi, Ningxia, Gansu y Heilongjiang.