Es posible que esta semana hayas notado un incremento en tu cuenta bancaria gracias a la paga extraordinaria, una de las ventajas más esperadas por los trabajadores. Estas pagas, que se reciben en verano y Navidad, tienen un importe mayor al de una nómina habitual y aunque pueda parecer un beneficio adicional, en realidad, es parte de tu salario anual distribuido de manera distinta. La diferencia radica principalmente en las cotizaciones sociales y en cómo se estructuran los pagos a lo largo del año.
Dependiendo de cómo se acuerden las condiciones laborales, las pagas extraordinarias pueden recibirse de dos maneras: completas o prorrateadas. Si se opta por el prorrateo, el importe de las pagas extra se distribuye en las 12 nóminas mensuales, lo que incrementa ligeramente el salario mensual. En cambio, si se prefiere recibirlas en dos momentos específicos del año, se percibirán como un ingreso adicional en meses concretos, generalmente julio y diciembre.
Las cotizaciones sociales son el principal factor que influye en el importe de las pagas extraordinarias. Mensualmente, tanto los empleados como las empresas realizan aportes a la Seguridad Social basadas en una cantidad anual que incluye las pagas extra. Sin embargo, cuando llega el momento de cobrar estas pagas, las cotizaciones ya se han abonado previamente durante los meses anteriores.
Esto significa que, en el caso de las pagas extraordinarias, el único descuento que se aplica es el del IRPF, ya que las aportaciones sociales no se restan nuevamente. Como resultado, el ingreso neto de la paga extra es más alto que el de una nómina estándar, donde sí se descuentan tanto las cotizaciones como el IRPF.
Elegir entre pagas completas o prorrateadas depende en gran medida de las preferencias individuales. Los que buscan mayor estabilidad económica a lo largo del año suelen preferir el prorrateo. En cambio, los que valoran tener un ingreso adicional para afrontar gastos específicos, como vacaciones o compras navideñas, optan por las pagas completas en julio y diciembre.
Ambas modalidades tienen sus ventajas. Mientras que el prorrateo evita grandes fluctuaciones en los ingresos mensuales, las pagas completas aportan esa sensación de gratificación financiera en momentos estratégicos del año.