Entrar en La Barra de Inchausti es muy curioso, primero porque pasas por su popular zona de mesas altas, totalmente atestada de gente, bulliciosa, ruidosa y de repente un pequeño pasillo conduce al comedor de su restaurante y se hace milagrosamente el silencio, o al menos la tranquilidad. Lleno también, pero en un ambiente más distendido, escenario sobre todo de reuniones de negocios. Un local con una decoración moderna pero sobria, en las paredes cuelgan varias chaquetillas de chefs amigos. Entre los que alcanzo a ver están Martín Berasategui, Dani García o Andoni Luis Aduriz. Por supuesto preside la sala un acuario con los crustáceos vivos que tienen disponibles. Una carta que es cantada por el camarero , a la antigua usanza, un sistema poco ágil para el cliente y que convendría cambiasen. Elaboraciones con producto marino de toda clase, tapas, guisos, pescados con diferentes cocciones, marisco, el paraíso para cualquier talasófilo. Nuestra Comida comienza con sus papas aliñás, directas de Sanlúcar como recitaba el camarero, una patata prieta bañada en un aceite de calidad, el vinagre suficiente para realzarla y una generosa cantidad de melva, fantásticas. Seguimos con su tortillita de camarones, la mejor que yo conozco entre las que se hacen en la ciudad. Con un tamaño más que considerable, y sin apenas grasa en su exterior, lo que indica una fritura muy limpia. El revuelto de setas, cola de gambón, foie y mahonesa de soja, en este caso se nota que aún las setas no estaban quizás en su mejor momento y al que el otoño le sentará fantásticamente. Mejor los chipirones con una salsa de tomate antológica, huevo frito y patata, la brillantez de lo sencillo. Tampoco podíamos irnos sin poner en uso la cuchara, cosa que resolvimos con los callos de bacalao con chicharos, un guiso de altura para poner el broche. Siempre es un gusto venir a esta casa, los hermanos Inchausti han consolidado su cocina en la ciudad con un sello muy personal. Un restaurante notable en otros aspectos como sala o bodega, por lo que es ideal para cualquier comida y por supuesto para un tapeo más informal tenemos su espléndida barra.