Las últimas palabras del Papa Francisco en Córcega han sido un elogio y una invitación para tener más hijos. El Pontífice ha asegurado que «nunca en ningún viaje he visto a tantos niños como aquí en Ajaccio». «Bueno, sólo en Timor Oriental había visto tantos», se ha corregido. «Tened hijos, tened hijos, pues van a ser vuestra alegría y vuestro consuelo en el futuro», les ha aconsejado durante la misa de clausura del viaje. Durante sus desplazamientos por esta ciudad de 70.000 habitantes, miles de personas han salido a las calles para verle de cerca y saludarle. Tanto esta mañana como por la tarde, cada vez que veía bebés Francisco solicitaba al conductor que detuviera el papamóvil, para bendecirlos y para regalar un rosario a su familia. En la capital de Córcega, Ajaccio todo habla de Napoleón Bonaparte, quien nació en este lugar el 15 de agosto de 1769. El Papa ha evitado citarlo en los tres discursos que ha pronunciado este domingo, pero ha pasado cerca de lugares que hablaban por sí solos del emperador: la catedral de la Asunción en la que fue bautizado, la Capilla Imperial donde está la tumba de sus padres y sus hermanos, o la «gruta» en la que jugaba de niño y soñaba destinos de grandeza. Precisamente Francisco ha concluido su visita de un día a esta isla con una misa bajo una colina coronada por una estatua del emperador, en la plaza de Austerlitz, que recuerda una de sus grandes victorias al mando del ejército francés. Ante los 7.000 peregrinos, el Papa ha preferido tener una homilía estrictamente religiosa, sobre la preparación espiritual de la Navidad. «Estos días veía en Roma por las calles a la gente que va a comprar, a comprar, y a comprar. Percibía ansia de consumismo. Que luego es una satisfacción pasajera que no te deja nada… Una sociedad así, envejece insatisfecha porque no sabe dar; quien vive para sí mismo nunca será feliz», ha avisado. Como el hilo conductor de la visita ha sido la «piedad popular», el Papa les ha puesto como ejemplo las cofradías, «que tienen la capacidad de educar en la gratuidad del servicio a los demás tanto espiritual como material». Por eso, ha pedido a sus miembros «que se muestren siempre cercanos y disponibles, especialmente con los más vulnerables, haciendo a la fe activa en la caridad». Sobre las cofradías, ha asegurado que «embellecen la liturgia y la oración de la Iglesia con los cantos y las devociones del pueblo». Francisco también ha evocado la colaboración entre la sociedad civil y la Iglesia, que ha comparado con la interpretación de una partitura. «Sigan adelante con armonía; en la distinción, que no comporta separación; colaborando siempre por el bien común». Mientras anochecía en la isla Mediterránea, Francisco se ha trasladado al aeropuerto «Napoleón Bonaparte», donde unos minutos antes había aterrizado Emmanuel Macron, quien se había trasladado desde el Elíseo para despedirle personalmente. Ambos han mantenido un encuentro de más de tres cuartos de hora en un salón del aeropuerto. Ha sido la quinta cumbre que mantienen desde que Francisco fue elegido Papa. La última fue el 23 de septiembre de 2023 en Marsella. Las otras tres han sido en el Vaticano. Tras la reunión, Macron lo ha acompañado hasta la escalerilla del avión y lo ha despedido con dos besos y un efusivo abrazo.
