Colby Covington, conocido por su apoyo incondicional a Donald Trump, se convierte en la figura clave del UFC Tampa, programado para este sábado. Su llegada al evento se produce tras la inesperada baja del campeón del peso welter, Belal Muhammad, ya que sufrió una grave infección en su pie. El peleador estadounidense intentará volver al triunfo, tras 2 años sin ganar.
Sin duda, la UFC enfrentó un desafío significativo al quedarse sin un combate estelar para su última cartelera del año. Por este motivo, la organización recurrió a Covington a pesar de no haber peleado en un año, sigue siendo un nombre relevante en el mundo de las artes marciales mixtas.
Colby Covington, a sus 36 años, ha tenido un camino peculiar en la UFC. A pesar de haber peleado solo cuatro veces en los últimos cuatro años, su presencia en el ranking sigue siendo notable, ocupando el sexto lugar. Su última pelea fue hace un año, donde perdió ante Leon Edwards, pero su capacidad para generar interés lo mantiene en el ojo público.
La fama de Covington se debe en gran parte a su estilo de comunicación. Conocido por su trashtalk, ha sabido captar la atención de los aficionados, utilizando un discurso patriótico que resuena con muchos en Estados Unidos y ofende constantemente a sus retadores. Su relación con Donald Trump, a quien considera su "luchador favorito", ha sido un factor determinante en su popularidad y polémicas.
Colby Covington es considerado uno de los peleadores más odiados en la UFC debido a su controvertida personalidad, sus provocaciones dentro y fuera del octágono, y su alineación política explícita.
Covington, en su mejor momento, ha llevado el arte del trash talk al límite, atacando no solo a sus oponentes, sino también a sus familias, entrenadores y creencias personales. Por ejemplo, en sus peleas contra Kamaru Usman y Jorge Masvidal, Covington hizo comentarios que muchos consideraron irrespetuosos y de mal gusto, alimentando la animosidad en su contra.
Este sábado, Covington se enfrentará a Joaquin Buckley, un luchador en racha, con cinco victorias consecutivas. Buckley, a sus 30 años, busca aprovechar esta oportunidad para acercarse al título, mientras que Covington intentará demostrar que su tiempo fuera del octágono no ha afectado su rendimiento.
Consciente de las habilidades de striking de Buckley, Covington planea llevar la pelea al wrestling, donde se siente más cómodo. Buckley ha demostrado ser un pegador formidable, con 14 de sus 20 victorias por nocaut, lo que obliga a Covington a evitar un intercambio de golpes y buscar el dominio en el suelo.
La UFC Tampa promete ser un evento memorable, no solo por la calidad de los luchadores, sino también por la expectación que genera la figura de Covington. Con su regreso a la jaula, todos los ojos estarán puestos en cómo se desempeñará después de un año de inactividad y en su capacidad para mantener su relevancia en un deporte en constante evolución.
