El lanzamiento del propulsor Miura 1 ha hecho posible que España entre por derecho propio en el selecto club de países que tienen acceso directo al espacio. Eso no es solo un hito técnico sino también estratégico. La cuestión es que el despegue del cohete diseñado y construido por la empresa ilicitana PLD Space supone el comienzo de una carrera mucho más ambiciosa y compleja que puede colocar a nuestro país en 2030 en el top 5 tecnológico mundial, por delante, incluso, de países como India.
El proyecto estrella de los dos fundadores de PLD Space, Raúl Torres y Raúl Verdú, ya no se detiene en la evolución del Miura 1 -el Miura 5-, sino que apunta más alto: al diseño y a la fabricación de una nave espacial con capacidad para transportar al menos a cuatro tripulantes. La noticia de esta nueva misión fue desvelada durante un evento donde previsiblemente solo se iba a hacer balance de la misión del Miura-1, lanzado el 7 de octubre de 2023, y de las capacidades futuras del Miura 5, que está siendo desarrollado en las instalaciones de la compañía en Elche.
La presentación terminó con una gran sorpresa. Tras descorrerse una cortina oscura y encenderse unos focos de luz, apareció la cápsula "Lince", una nave espacial que, sobre el papel, nada tiene que envidiar a la Soyuz rusa o la Crew Dragon de SpaceX. Sería la primera nave espacial desarrollada por una compañía europea occidental. Nada menos.
PLD Space ansía liderar la industria espacial europea de lanzadores. “Europa necesita un player competitivo y el Ariane 6, recién estrenado, no lo es”, explicó Ezequiel Sánchez, presidente ejecutivo de la compañía. Sánchez hacía referencia al hecho de que el cohete europeo, inaugurado el 9 de julio, no es rentable desde el punto de vista comercial. Lanzarlo es perder dinero, pero es el precio que tiene la autonomía de acceso de Europa al espacio y no depender de terceros como Estados Unidos, Rusia o China. “Estoy muy impresionado”, dijo el director general de la Agencia Espacial Europea (ESA), Josef Aschbacher en un video previamente grabado y que fue emitido durante el evento.
El "Lince" ahora es un sueño que puede hacerse realidad más allá de 2030. Ese año tienen previsto lanzar una cápsula con tres maniquíes para probar las capacidades del diseño, aunque la primera prueba real podría producirse incluso el año que viene, pues el Miura-5 “será el caballo de batalla” de la evolución de la cápsula.
El equipo de PLD Space es consciente de que la tarea que les espera en esta década venidera es enorme, ardua y costosa, y busca más apoyo de instituciones e inversores nacionales e internacionales. De hecho, el 23% de las acciones de esta firma pionera ya es del Centro para el Desarrollo Tecnológico y de la Innovación (CDTI), organización dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, a través del programa Innvierte de coinversión público-privada. En honor a la verdad, el CDTI apostó, ya hace 10 años, por la idea de “los dos Raúles”, cuando ambos eran dos perfectos desconocidos recién salidos de la universidad.
El Miura-5, de 35 metros de largo, despegará desde el Puerto Espacial Europeo de Kourou, en la Guayana Francesa, a finales de este año o a principios del siguiente. La compañía ha invertido 10 millones de euros para construir una base propia de lanzamiento en aquel lugar tropical y frondoso. El objetivo es producir seis cohetes de este tipo al año a partir de 2025. Cada uno, capaz de poner 1.000 kilos de carga útil en una órbita situada a 500 kilómetros de altura.
El plan estratégico, no obstante, va mucho más allá del Miura-5 pues contempla el nacimiento de una nueva familia de lanzadores más grandes y potentes para los próximos 10 años que puedan lanzar con éxito cargas de pago mucho más pesadas que el Miura-5. Hablamos de tres tipos de cohetes: el Miura Next, el Miura Next Heavy y el Miura Next Super Heavy. Cada uno incluirá un conjunto adicional de propulsores. “Necesitamos empresas como ustedes. Se los compraremos si son eficaces”, apostilló Ashbacher en su entusiasta intervención.
El Miura Next Super Heavy, de 67 metros de largo, será uno de los cohetes más potentes del mundo, capaz de lanzar más de 16 toneladas rumbo a la Luna y 13 toneladas a Marte en su versión no recuperable, así como 3,6 toneladas a la Luna y 2,4 toneladas a Marte en su versión recuperable, según indicó Torres. Porque la meta es que los propulsores sean recuperables y reutilizables. “Si no lo haces así, estarás fuera del mercado”, señaló Verdú, director de Desarrollo de Negocio.
Una característica nada despreciable de la familia Miura es que sus motores, los Terpel-C, también disponen de la etiqueta Made in Elche. El diseño propio para la fabricación en serie de los propulsores garantizará que la cadena de suministro sea eminentemente española. Esa circunstancia tendrá un efecto catalizador sobre la inversión y creará un efecto tractor sobre toda la estructura económica. El Miura-5 portará cinco motores, mientras que el Miura Next Super Heavy llegaría a tener 25, con un empuje total de 27.500 kilonewtons.
El Terpel-C no es un motor perfecto, pero sí robusto, lo que le hace fácil de ser vendido, afirman los ingenieros de PLD Space. Consume bioqueroseno y oxígeno líquido, convirtiéndose así en un producto sostenible que además flota en el mar y puede ser recuperado sin contratiempos para volver a ser empleado. Ese es el camino.