Una alimentación equilibrada es fundamental para mantener una buena salud. Incorporar alimentos ricos en fibra, grasas beneficiosas y antioxidantes a la dieta puede ser muy beneficioso a la hora de prevenir enfermedades.
En este contexto, las semillas de lino se destacan como un excelente aliado para la salud. Gracias a su alto contenido de fibra y ácidos grasos esenciales, ayudan a reducir el colesterol LDL y favorecen una mejor digestión.
La planta de linaza es muy versátil y tiene múltiples usos. De sus semillas se extrae aceite y se muelen para obtener harina, mientras que su tallo se utiliza para fabricar textiles conocidos como lino.
Las semillas están llenas de beneficios que las convierte en un alimento ideal para la salud integral. Su alto contenido de omega-3 y grasas saludables no solo ayuda a regular los niveles de colesterol, sino que también favorece el aumento del colesterol "bueno".
Además, las semillas de linaza también son una buena fuente de vitaminas B1, cobre, fósforo, magnesio y manganeso. Su consumo genera los siguientes beneficios:
Es recomendable moler las semillas antes de consumirlas, ya que esto permite aprovechar todos sus beneficios. Si se ingieren enteras, pueden pasar por el intestino sin digerirse adecuadamente.
Algunas opciones para sumarlas a la dieta son:
Las semillas de lino pueden prepararse de diversas formas según su uso. Para aliviar el estreñimiento, se recomienda consumirlas crudas, acompañadas de un vaso de agua.
Otra opción es activarlas en agua, dejando una cucharada de semillas en remojo por taza durante 10 minutos, permitiendo que liberen su mucílago. Este preparado puede realizarse con agua fría o caliente, y se sugiere consumir un vaso en la mañana y otro por la noche.
En cuanto a la piel, las semillas se utilizan en forma de harina. Para ello, se hierven en leche o agua y se aplica el preparado tibio con un algodón sobre la zona afectada. La dosis máxima recomendada es de tres cucharadas al día, distribuidas en las comidas.