A primeras horas del día 8 de diciembre el recuerdo que nos trajo Sevilla fue el de la pandemia. Hacía ya un rato desde que se encendieron las luces amarillas del amanecer. Los tesoros devocionales se encontraban en la Catedral formando un cuadrilátero único y probablemente irrepetible alrededor de la tumba de Hernando Colón. Esa sí que fueron unas horas para la Historia. En la calle, con el frío, presagio del que vendría por la tarde, el Paseo de Colón estaba sin coches y las aceras sin veladores. La calle no estaba muerta, como en los días del virus. Había vida. Era un trasiego de gente de aquí para allá. No había que sortear sillas ni mesas. Tampoco había que...
Ver Más