El índice de precios de consumo (IPC) repuntó en noviembre al 2,4 % interanual, seis décimas más que el mes anterior, por el encarecimiento de la electricidad y de los carburantes, mientras que la inflación de los alimentos se recortó dos décimas, hasta el 1,7 %.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado este viernes el dato de inflación adelantado hace dos semanas y también la tasa de inflación subyacente (sin energía ni alimentos no elaborados), que se situó en el 2,4 % interanual en noviembre, una décima por debajo de la de octubre.
Tiraron al alza del IPC el grupo de la vivienda, en el que se encuadra la electricidad, que subió 3,2 puntos hasta el 7,4 % interanual, y el del transporte, con un incremento de dos puntos, sobre todo por la subida de los precios que los carburantes y lubricantes, frente a la bajada del año anterior.
Con el avance del IPC interanual en el penúltimo mes del año, la inflación encadena dos meses consecutivos de ascensos y alcanza su valor más alto desde julio, cuando se situó en el 2,8%.
El Ministerio de Economía, Comercio y Empresa ha destacado que los alimentos mantuvieron en noviembre su tasa interanual en el 1,7% por la «buena evolución» de los precios de algunos productos, como el aceite, que acumula un descenso interanual del 3%.
Economía ha subrayado además que la media de inflación en los últimos 12 meses se ha situado en el 2,8%, «manteniendo la senda descendente respecto al pico alcanzado en 2022». En concreto, se ha reducido un punto respecto a la media del pasado año y es casi tres veces inferior a la de 2022.
«Esta reducción pone de manifiesto la eficacia de las medidas de política económica puestas en marcha, que están permitiendo compatibilizar el mayor crecimiento entre las principales economías de la zona euro y seguir reduciendo la inflación de forma continuada», ha indicado el ministerio en una valoración del IPC remitida a los medios de comunicación.
Con la media de 2024 ya calculada, se confirma que las pensiones contributivas subirán en 2025 un 2,8% con la fórmula de revalorización recogida en la Ley de reforma de las pensiones, en la que se tiene en cuenta, como referencia para determinar la subida de estas prestaciones, el IPC interanual promedio de doce meses (de diciembre del año anterior a noviembre del ejercicio en vigor).
Esta revalorización del 2,8% supondrá, aproximadamente, 600 euros adicionales al año para las personas con una pensión media de jubilación, mientras que las pensiones medias del sistema aumentarán en torno a 500 euros anuales en 2025.
Este incremento beneficiará a los cerca de 9,3 millones de personas que reciben 10,3 millones de pensiones contributivas, además de las 720.148 pensiones correspondientes al Régimen de Clases Pasivas del Estado, que también se revalorizarán un 2,8%, según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Con la subida del 2,8%, un pensionista que perciba una pensión de 1.441 al mes (coincidente con la pensión media de 2024 de jubilación) pasará a recibir en 2025 una pensión de 1.481,35 euros mensuales, lo que supone un incremento anual de 564,87 euros o de 40,3 euros por mes en catorce pagas.
En virtud de la reforma de pensiones que llevó a cabo José Luis Escrivá cuando era ministro de Seguridad Social, en 2024 entró en vigor la revalorización anual de las bases máximas y del complemento de la brecha de género en función del IPC. En el caso de las bases máximas, al IPC se le suma un cuantía fija de 1,2 puntos cada año del periodo 2024-2050.
Esto supone que, para 2025, la base máxima de cotización subirá en torno un 4% (el 2,8% del IPC promedio más un 1,2% adicional), lo que la situaría en 4.909 euros mensuales.
Al tiempo que aumenta la base máxima de cotización, la pensión máxima se incrementará en 2025 con el IPC más un 0,115% adicional, según determinó la reforma de pensiones. De este modo, con la revalorización del 2,8% del IPC más ese porcentaje adicional, la pensión máxima se situará en 2025 en 3.267,5 euros mensuales por catorce pagas, frente a los 3.075,04 euros de este año.
En virtud de la reforma de pensiones, el destope de la pensión máxima inicial comenzará a aplicarse en 2025 y consistirá en revalorizar la pensión máxima con el IPC más un incremento adicional de 0,115 puntos porcentuales cada año hasta 2050, lo que supondrá un incremento aproximado del 3% en ese periodo.
Asimismo, la reforma de pensiones determina que el complemento de la brecha de género (33,2 euros en el ejercicio actual) subirá un 10% adicional al IPC en el bienio 2024-2025, que se distribuirá entre ambos ejercicios al 5%.
De este modo, para 2025, el complemento de la brecha de género subirá en torno un 7,8% (el IPC promedio más un 5% adicional), lo que le situará en 35,6 euros.
Por último, para mejorar la equidad y suficiencia de las pensiones, la reforma que aprobó el Gobierno con Escrivá como ministro contempla mejoras en las pensiones no contributivas para igualarse al umbral mínimo de pobreza. Este año, la subida que experimentaron fue del 6,9%, por encima del alza del 3,8% de las pensiones contributivas, y en 2025 subirán más que el IPC promedio del 2,8%.