Colombia se encuentra en una encrucijada energética que pone en peligro su soberanía energética. En un contexto de caída de reservas de hidrocarburos 2023, el país enfrenta una alarmante disminución de sus recursos petroleros y gasíferos. De acuerdo con el más reciente informe de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), las reservas probadas de petróleo y gas natural han caído significativamente, y si no se realizan nuevos descubrimientos, Colombia podría quedarse sin estos recursos en menos de siete años.
Este panorama ha generado preocupación en los sectores políticos, económicos y sociales, ya que la dependencia energética de Colombia podría incrementarse a niveles críticos. Además, el gobierno ha señalado que esta situación representa un riesgo para la estabilidad del país y para el cumplimiento de las metas energéticas nacionales. En 2023, la relación entre las reservas de petróleo en Colombia y la producción de hidrocarburos es alarmante, con solo 7,1 años de reservas de petróleo y 6,1 años de gas natural, cifras que evidencian una tendencia negativa.
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El descenso en las reservas de petróleo y gas en Colombia responde a varias causas, que incluyen tanto factores internos como externos. Una de las principales razones es la falta de exploración de hidrocarburos en Colombia. A pesar de que el país cuenta con vastos territorios potencialmente ricos en recursos naturales, la incertidumbre económica y política ha limitado la inversión en nuevos proyectos. En 2023, las incorporaciones de petróleo fueron de apenas 2 millones de barriles, una cifra que contrasta drásticamente con los 152 millones de barriles registrados en 2012.
Además, la reforma tributaria de 2022 ha sido vista como un factor clave en la desaceleración de la industria. Esta reforma impuso impuestos adicionales sobre las empresas del sector energético, afectando su rentabilidad y, por ende, su capacidad de inversión en nuevos yacimientos. Campetrol, la Cámara Colombiana de Bienes y Servicios de Petróleo, Gas y Energía, ha sido enfática al señalar que esta situación agrava aún más la ya difícil tarea de aumentar las reservas de gas natural en Colombia.
El problema de las reservas no solo radica en la falta de nuevos descubrimientos, sino también en la incapacidad para reponer lo que se extrae. En 2023, la tasa de reposición fue muy baja, lo que significa que la producción de hidrocarburos no se ha visto compensada por las nuevas incorporaciones. Las reservas de gas natural se redujeron en un 15,8% respecto al año anterior, mientras que el petróleo sufrió una caída del 5,3%. La disminución en la capacidad de reposición se ha traducido en un panorama aún más pesimista para el futuro energético de Colombia.
Este problema también afecta la producción de petróleo en Colombia, que ha disminuido con respecto a los niveles alcanzados en años anteriores. De seguir esta tendencia, el país podría enfrentar dificultades para alcanzar la meta del gobierno de producir un millón de barriles diarios, lo que complicaría aún más la situación energética nacional.
La crisis de las reservas de petróleo y gas tiene profundas implicaciones para la soberanía energética de Colombia. Si las tendencias actuales continúan, el país podría volverse cada vez más dependiente de las importaciones de energía. Esta dependencia no solo pondría en riesgo la seguridad energética de Colombia, sino que también incrementaría su vulnerabilidad frente a las fluctuaciones del mercado internacional de hidrocarburos.
A medida que las reservas de petróleo y gas disminuyen, Colombia se enfrenta a un futuro incierto en términos de autosuficiencia energética. Sin una acción inmediata para aumentarlas y explorar nuevos yacimientos, el país podría verse forzado a buscar soluciones externas, lo que reduciría aún más su autonomía en este sector clave.