Dinamarca marca un hito en la producción de amoníaco verde, convirtiéndose en el primer país del mundo en lograrlo utilizando energía eólica y solar. Esta innovadora planta ubicada en Ramme, en la isla de Zealand, comenzó a fabricar amoníaco sin emisiones de CO2, un avance clave en la transición hacia una economía descarbonizada.
La planta tiene una capacidad de producción de 5.000 toneladas anuales de amoníaco, lo que permitirá sustituir el amoníaco tradicionalmente producido a partir de combustibles fósiles. Este se utilizará principalmente en la agricultura como fertilizante, y en la industria energética, lo que representa una alternativa más sostenible en sectores que históricamente fueron grandes emisores de gases contaminantes.
El proceso de fabricación es posible gracias a la colaboración entre empresas clave como Topsoe, Skovgaard Energy, y Vestas, quienes integraron energía solar y eólica para alimentar la planta. Al aprovechar estas fuentes renovables, la planta de Ramme produce amoníaco verde y actúa como un ejemplo de cómo se puede almacenar energía renovable de manera eficiente.
PUEDES VER: Estas son las 5 peores ciudades para vivir en América Latina, según último ranking de The Economist
La planta de amoníaco verde en Dinamarca representa un avance significativo en la integración de fuentes de energía renovable en la industria química. El proyecto está alimentado por un parque híbrido eólico y solar, situado a solo unos metros de la planta. Este parque cuenta con seis turbinas eólicas Vestas V80 de 2 MW cada una y 50 MW de paneles solares bifaciales.
La planta ya disponía de 12 MW adicionales de energía eólica, pero con la nueva instalación solar se ha logrado una capacidad de generación más robusta. Esta combinación de energías renovables es un hito, ya que por primera vez un parque híbrido eólico y solar se conecta directamente a una planta de amoníaco, marcando una nueva etapa en la producción de químicos sostenibles.
El proceso de producción de amoníaco verde se inicia con la electrólisis, un proceso mediante el cual la electricidad generada por las turbinas eólicas y los paneles solares se utiliza para descomponer el agua en hidrógeno y oxígeno. Este hidrógeno, a diferencia de otros usos industriales, combina con nitrógeno extraído del aire en el proceso de síntesis de Haber-Bosch.
La planta de Ramme, en Dinamarca, marcará un antes y un después en la producción de amoniaco verde, generando 5.000 toneladas anuales de este compuesto esencial para la agricultura y diversas industrias. A diferencia del amoníaco tradicional, que se fabrica con fuentes de energía contaminantes, el amoníaco verde se produce completamente con energías limpias provenientes de energía eólica y solar.
La planta evitará la emisión de 8.200 toneladas de CO2 al año, contribuyendo significativamente a la lucha contra el cambio climático. Además, el amoníaco verde resulta ser más fácil de transportar que el hidrógeno, lo que lo convierte en una opción ideal para almacenar el exceso de energía generado por fuentes renovables, como la eólica y la solar, en momentos de alta producción.