Una radiografía al trabajo infantil realiza la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes, EANNA 2023, liderada por el Ministerio de Desarrollo Social, en colaboración con el Ministerio del Trabajo, de la Mujer y organizaciones internacionales como la OIT y UNICEF.
Se trata de una encuesta que se aplicó directamente a 17 mil 659 NNA, de entre 5 y 17 años, por medios de cuestionarios o tarjeteros con ilustraciones. En conclusión, un total de un 15,5% de los niños encuestados —alrededor de 507 mil— realiza algún tipo de trabajo infantil en Chile.
Un 5,4% (177 mil) realiza actividades remuneradas trabajando, por ejemplo, en ferias, negocios u otros. El universo restante cumple tareas domésticas y de cuidado no remuneradas y bajo condiciones peligrosas, por ejemplo, al cuidado de otro menor de edad o cocinando con fuego. Ese grupo representa la mayoría de los casos, un 11,2% —equivalente a 366 mil 678 NNA-.
Los resultados, además, evidenciaron una brecha de género. Mientras existe mayor prevalencia en los niños y adolescentes hombres (6,6% frente al 4,2% de las niñas) en trabajos remunerados, son las niñas quienes enfrentan una mayor carga en tareas domésticas y de cuidados no remuneradas y peligrosas (12,3% frente al 10,1% de los hombres). “Da cuenta de que esta brecha de género se produce desde muy temprana edad”, señaló la ministra Javiera Toro.
“Es muy importante poder visibilizar a aquellos, alrededor de 2/3 de los niños niñas y adolescentes, que realizan trabajo infantil que lo hacen en trabajo doméstico o de cuidado, cuando excede ciertas condiciones, estándares de seguridad, es decir, cuando son horarios muy prolongados, cuando afecta la asistencia escolar o cuando involucra actividades peligrosas en el caso de niños y niñas más pequeñas”, afirmó.
Desde la Subsecretaría de Trabajo se destacó que existen diferencias a nivel socioeconómico y de ruralidad, ya que el informe concluye que el quintil o la condición socioeconómica del hogar incide en el trabajo infantil. De hecho, se observa un descenso en la tasa de este tipo de trabajo a medida que aumenta el nivel de ingresos de los hogares de los niños, niñas y adolescentes.
“Una de las tareas fundamentales que tenemos que realizar como Ministerio del Trabajo es, por un lado, fortalecer nuestros mecanismos fiscalizadores a través de la Dirección del Trabajo, fortalecer el diálogo social tripartito para sensibilizar a empleadores, trabajadores y sindicatos a que estas formas de trabajo no deben ser toleradas”, afirmó.
En ese sentido, señaló que: “Por otro lado, es entregar herramientas de trabajo decente para que esos padres y esas madres no tengan justamente la necesidad de que esos niños o niñas estén trabajando por razones económicas. Subir el salario mínimo, reducir la jornada laboral a 40 horas, por ejemplo, le permite a esos padres y madres pasar más tiempo en las casas”.
Cabe destacar que en las áreas rurales se profundiza este problema, el trabajo infantil está 7 puntos porcentuales por sobre las áreas urbanas (22,1% frente a 14,7%).
Esta medición contó con el apoyo técnico de la OIT y la Unicef. El representante adjunto de Unicef en Chile, Glayson Dos Santos, sostuvo que “el trabajo infantil debe ser algo no tolerable por una sociedad y debe tener mecanismos específicos para corregir ese desvío”.
“La buena noticia es que contamos con herramientas en el Estado chileno. Tenemos una ley de garantías que nos ayuda a tener un marco legal de avanzar para cerrar esa brecha. El ejercicio que nos queda ahora es una acción interinstitucional, necesitamos de varios sectores tanto de gobierno, pero también del sector privado para juntos cerrar esa brecha”, instó.
