El Gran Cañón lo hemos visto tantas veces en las películas que casi nos lo conocemos de memoria. Los estadounidenses saben sacarle mucho partido a su historia , hasta el punto de que, gracias a la gran pantalla, casi conocemos tanto la suya como la nuestra, y esos paisajes desérticos de formas rocambolescas forman ya parte de nuestro imaginario colectivo. Nadie duda de que sea un lugar magnífico, pero, como se suele decir, lo uno no quita lo otro. En Andalucía hay también un cañón, por supuesto muchísimo menos conocido y también menos frecuentado, pero que desde luego merece la pena visitar. Es conocido por varios nombres, sobre todo por el de Desierto de Gorafe , y está en el norte de la provincia de Granada . Tan espectacular paisaje no se formó de la noche a la mañana. Hace cientos de miles de años, la depresión Guadix-Baza tenía dentro un lago que, con el paso del tiempo, vio cómo esa agua se volcaba hacia el valle del Guadalquivir. Ese espacio quedó seco y la erosión del agua creó en el suelo y en las rocas unas formas curiosísimas y enigmáticas. Allí, en el Cuaternario, hubo vida, mucha vida. De hecho, más al norte de Gorafe, entre Baza y Orce, se han realizado durante años excavaciones que han dado con restos humanos que probablemente son los más antiguos de Europa. También con los de animales que parece mentira que estuvieran aquí, como el elefante o el bisonte. Son tierras áridas donde prácticamente no hay cultivos. Por volver a los Estados Unidos, allí las llaman badlands , que se traduce por malas tierras, y en teoría lo son por lo dicho, porque no son muy fértiles. Pero, por otra parte, es una delicia perderse por allí. Bueno, perderse no es tan buena idea, lo suyo es ir de forma organizada. El desierto de Gorafe está incluido en el Geoparque de Granada , que tiene una superficie total de 4.722 kilómetros cuadrados y engloba a 47 municipios (casi todos ellos muy pequeños) de las comarcas de Guadix, Baza, Huéscar y los Montes Orientales. El Geoparque de Granada es un tesoro natural, un espacio protegido y, paulatinamente, también una fuente de riqueza, economía y empleo. Porque sus visitas han empezado a generar un pequeño tejido industrial. En la zona han ido instalándose empresas que organizan excursiones a la zona, planes que se ajustan a todos los intereses y gustos , por cierto. Para los más intrépidos, por ejemplo, existe la posibilidad de pasar un fin de semana de aventura a la vieja usanza. Se trata de una inmersión total que incluye dormir al raso , alimentarse de las cosas comestibles que salgan al paso y andar ojo avizor porque no es raro que, al levantar una piedra, se encuentre debajo un escorpión. La recompensa, eso sí, es un copioso almuerzo final en un asador. También es una buena idea sobrevolar la zona en globo. Hay empresas dedicadas a estas tareas, que ofrecen vuelos de aproximadamente dos horas de duración, casi siempre con salida y aterrizaje en Guadix . Es tiempo suficiente como para hacerse una buena idea de las dimensiones y las características del terreno, para inmortalizar el lugar en cientos de fotos y para saborear el silencio y la tranquilidad de los grandes espacios abiertos. Para los más aprensivos: los especialistas aseguran que, dentro de la barquilla, no se tiene vértigo. Por supuesto, también hay rutas senderistas que se adaptan a todos los niveles, tanto para quienes gustan de andar como quienes prefieren dar pedales, porque es un espacio muy apreciado por los amantes de la bici de montaña . Para llegar a los lugares de más difícil acceso también hay excursiones en 4x4. Y periódicamente se organizan también cursos sobre el terreno para conocer la historia y el patrimonio natural de una zona absolutamente única que está ahí, al alcance de la mano.