El expresidente republicano, que parte con ventaja para la reelección, evita responder hasta por tres veces a la pregunta de si votó a favor de investir a Illa, mientras su rival le acusa de "menospreciar la alternativa"
Análisis | Junqueras tiene al alcance de la mano volver a liderar una ERC partida por la mitad; por Arturo Puente
Los dos candidatos a la presidencia de ERC se han mostrado dispuestos a complicar la estabilidad del Govern de Salvador Illa si lideran el partido. Oriol Junqueras y Xavier Godàs, que luchan por conseguir los 800 votos de la lista antiPSC que quedó fuera de la segunda vuelta de las elecciones en ERC, han pugnado por exhibir dureza ante el Ejecutivo socialista.
A dos días de la votación definitiva que este sábado dirimirá el liderazgo de ERC, Oriol Junqueras y Xavier Godàs han mantenido un cara a cara en Catalunya Ràdio. El debate ha sido, en general, de guante de seda, sin excesivas tensiones entre candidatos. Incluso Godàs ha dicho que tenía “ganas de conocer mejor” a Junqueras, quien, por su lado, ha mandado un “abrazo fraternal” a su rival.
No ha habido enmiendas generales al pasado, sino una voluntad común de “recoser” un partido que, gane quien gane, estará partido por la mitad entre partidarios y detractores de Junqueras.
Así lo constató el resultado de la primera vuelta de los comicios del 30 de noviembre. Foc Nou, la candidatura más contraria al pacto con los socialistas, logró un 12,6% de los sufragios. Junqueras quedó a las puertas de imponerse en primera vuelta: sumó un 48,3 % de los votos (necesitaba más del 50 % para cerrar la contienda), frente al 35,3 % de Godàs. Los 824 votos de Foc Nou, que ha dado libertad de voto a sus militantes este sábado, serán decisivos.
Junqueras parte con ventaja de cara al sábado, toda vez que la suma de sus candidaturas rivales en primera vuelta fue menor a los apoyos que obtuvo el expresidente de ERC.
Los únicos momentos de fricción entre candidatos en el debate en la radio pública catalana se han dado a cuenta de los pactos con los socialistas y de la voluntad de reunir al partido tras el cónclave interno.
Al igual que ocurrió en el primer debate, Junqueras se ha negado a responder hasta tres veces a la pregunta de Godàs sobre qué votó en la consulta interna que respaldó apoyar la investidura de Illa.
“Había muchas razones para votar que no”, se ha limitado a decir Junqueras sin concretar su voto. El expresidente del partido ha advertido de que no se sentará a negociar los presupuestos catalanes con Illa “si antes el PSC no cumple con los compromisos previos”.
“ERC tiene que exigir que los acuerdos se cumplan, y si no se cumplen no garantizaremos la gobernabilidad, haremos tambalear gobiernos y no nos temblarán las piernas”, ha ahondado Godàs, exhibiendo mano dura ante los socialistas.
En clave interna, Godàs, considerado afín a la exsecretaria general Marta Rovira, ha acusado a Junqueras de “menospreciar la alternativa” que supone su lista. Junqueras, fiel a su estilo, le ha dedicado un “abrazo fraternal” y ha optado por olvidar el pasado al rechazar “hacer un listado de las cosas que se han dicho” sobre su presidencia y su evental conocimiento de las campañas de falsa bandera salidas del seno de la formación, como los cartelles contra los Maragall.
Los cabezas de cartel de Militància Decidim (Junqueras) y de Nova Esquerra Nacional (Godàs) han mostrado diferencias en la estrategia que creen que debe seguir el partido, si bien ambos han descartado la vía unilateral y han apostado por mantener la negociación con el Estado. “El procés se ha acabado”, ha constatado Godàs, mientras que Junqueras ha admitido que la independencia “no está tan cerca como parecía en 2017”.
Godàs ha considerado que la formación debe “capitanear” un espacio de izquierdas en el que inscribe a los Comuns y a la CUP, puesto que los republicanos “no pueden gustar a todo el mundo”, en alusión a la estrategia interclasista desplegada por Junqueras, quien ha abogado por una ERC “lo más grande, fuerte y útil posible”.
