Los mosquitos transmisores del dengue, conocidos por su eficacia en la localización de humanos, han revelado un rasgo hasta ahora desconocido: un "ojo térmico" que les permite detectar la radiación infrarroja del cuerpo.
Este descubrimiento, fruto de un estudio científico reciente, añade una capa de complejidad al entendimiento de su comportamiento, que ya incluía la atracción por el CO y olores corporales.
Una investigación científica publicada en la revista Nature ha revelado una capacidad extraordinaria de los mosquitos transmisores del dengue: la detección de la radiación infrarroja emitida por los cuerpos humanos.
Este mecanismo, que se asemeja a una visión térmica, les permite localizar a sus víctimas con gran precisión, incluso en condiciones de baja visibilidad o cuando los olores corporales no son tan intensos.
Según el sitio de Muy Interesante, para confirmar esta capacidad, los científicos llevaron a cabo experimentos en un laboratorio, donde crearon distintas fuentes de calor ue simulaban la temperatura del cuerpo humano.
Los mosquitos demostraron una preferencia marcada por las fuentes que imitaban la temperatura de la piel, alrededor de 34°C, la cual genera radiación infrarroja.
Este descubrimiento refuerza la idea de que la atracción de estos insectos hacia las personas no solo depende de CO y olores, sino también del calor emitido por el cuerpo.
El mecanismo detrás de este "ojo térmico" está mediado por el canal iónico TRPA1, un sensor de calor ubicado en las antenas de los mosquitos.
El descubrimiento de la capacidad de los mosquitos Aedes aegypti para detectar la radiación infrarroja ha abierto nuevas líneas de investigación. Este hallazgo plantea interrogantes sobre otros animales que podrían compartir una capacidad similar. Los científicos podrían preguntarse: