No hace falta viajar a Laponia ni ir a grandes capitales europeas para sentir el espíritu navideño. En el este de Málaga, en la llamada Colonia de Santa Inés, sumergirse en el espíritu de la Navidad es inevitable ya que sus vecinos ya han llenado las fachadas de sus casas de luces, renos, duendes y estrellas de oriente para llenar de magia estas fechas tan señaladas. La mayoría de los residentes elaboran de forma artesanal estos arreglos paras sus viviendas y, cuando cae la tarde, el barrio se llena de luces y crea en una estampa que parece sacada de un cuento . Resulta sorprendente para cualquier visitante porque, aunque el centro de Málaga se ha convertido estos días en un reclamo turístico por el absoluto despliegue de luces y espectáculos navideños, conforme uno se aleja cada vez hay menos iluminación decorando los barrios. Por eso, al acercarse a la Colonia de Santa Inés, una barriada obrera de calles estrechas construidas en torno a la antigua fábrica de ladrillos y cerámica de Málaga, sorprende ver cómo de repente aumenta la luz. Ya incluso antes de entrar en la propia colonia de casas algunos vecinos de casas aledañas parecen estar contagiándose y han decorado sus fachadas más de lo habitual. De hecho, hay hasta un belén de plástico de tamaño casi real amarrado a un banco para que no se lo lleve el viento -o los ladrones-. Al entrar en la colonia, lo primero que llama la atención es lo que han llamado ' Elfolandia ', una galería larga rodeada de cientos de luces junto a una hilera de casas. Bajo un mar de luces y flores hay una fuente de los deseos, plantas, un columpio en el que hacerse fotos y toda la flora y fauna que acompaña a estos seres mágicos. « Esto es un espectáculo. No nos esperábamos que fuera tan bonito y a los niños les encanta. Se nota que los vecinos se lo han currado muchísimo», ha comentado a ABC Laura, una madrileña a la que una amiga malagueña le había recomendado que visitara este barrio con sus hijos. Tras posar con su pareja para hacerse una foto, ha deseado que en más barrios los residentes creen comunidad para llevar a cabo iniciativas «tan especiales» como esta. A su lado, una vecina bromea con que compiten con la famosa iluminación de la calle Larios y cuenta que han decidido decorar sus casas para «dar vidilla» al barrio y contagiar de alegría a quienes lo visiten. Como ha explicado, hay unas treinta casas decoradas y se ponen de acuerdo para mantener el barrio bonito durante las fechas. En general, cada uno viste su fachada como considera oportuno, aunque en 'Elfolandia' se tienen que poner de acuerdo para crear ese pasaje mágico que está formado por unas ocho viviendas. Pero en cualquier caso, en las calles de la Colonia de Santa Inés no faltan las guirnaldas , las estrellas de oriente, los espumillones, los renos, los reyes magos colgados de balcones y ventanas, las flores de pascua , los árboles de Navidad y los muñecos de nieve. Por ejemplo, en varias de sus casas hay grandes árboles de Navidad hechos con luces que cambian de color; en otras hay belenes, calcetines para colgar regalos y, en una de ellas, hasta un trineo de Papá Noel . Además, en mitad de la calle también hay un photocall con huecos para poner la cara y sacarse fotografías para inmortalizar el momento. Al ser una iniciativa vecinal, no hay una hora fija para encender las luces, sino que son los vecinos quienes, cuando ven que atardece, las encienden. De la misma manera, la hora de apagado también depende de cada vivienda. Algunas permanecen iluminadas hasta las 2.00 o las 3.00 horas de la madrugada, mientras otras a medianoche ya están apagadas. Además de la decoración de las calles, viviendas y casas, la asociación de vecinos de la Colonia de Santa Inés ha montado en el hall de biblioteca del barrio un pueblo navideño que recrea Laponia . En él se puede ver un poblado nevado con sus montañas, casas, una noria, una pista de patinaje sobre hielo y hasta un tren que lo recorre. Muchos de los adornos están fabricados a mano. De hecho, como ha explicado la presidenta de la asociación de vecinos, Noemí Romero, todas las casas del poblado están hechas de cartón. El horario de este pueblo en miniatura es el mismo que el de la biblioteca vecinal: de lunes a viernes de 9.30 horas a 14.00 horas . Pero, además, los martes y jueves también puede visitarse en horario de tarde: de 16.30 horas a 20.30 horas . Los fines de semana también está abierto desde las 19.00 horas hasta las 22.00 horas o las 23.00 horas.