Una operación de once días de duración sentenció el régimen de medio siglo de los Assad y ha puesto un aparente punto y final a los 13 años de latente guerra civil en Siria. Los grupos rebeldes aprovecharon la coyuntura, dividida entre los esfuerzos rusos en la guerra con Ucrania y un Eje de la Resistencia profundamente debilitado a raíz de las múltiples ofensivas israelíes contra el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) en Gaza y el partido-milicia chií libanés Hizbolá, para hacerse con la ciudad siria de Alepo y continuar hasta Damasco. Los avances rebeldes propiciaron la huida del dictador Bashar Al Assad y su mujer Asma y los empujaron a encontrar refugio en Moscú. Mientras tanto, Mohamed Al Golani , comandante de Hayat Tahrir Al Sham (HTS) , proclamaba la victoria rebelde desde la Gran Mezquita de los Omeyas en Damasco. «La gente está agotada por la guerra. El país no está preparado para otra y no va a meterse en otra», ha declarado el comandante desde Damasco al canal de noticias 'SkyNews'. Desde un punto más moderado, ha dicho que la solución para Siria pasa por la «retirada de las milicias iraníes, Hizbolá y el régimen», marcando las distancias con el Eje de la Resistencia. El conflicto sirio se compone de diversas esferas de actuación, tanto a nivel interno como guerra civil, como a nivel externo con una sólida influencia de diversos actores extranjeros entre los que destacan EE.UU., Rusia, Turquía o Irán. Por un lado, el régimen de Bashar Al Assad se sustentaba principalmente en el apoyo militar de Rusia y el Eje de la Resistencia. Este último es un conglomerado de países de Oriente Próximo y grupos paramilitares de corte antiestadounidense y antiisraelí que mantenían una estrecha relación con la dictadura, lo que le permitía ejercer una fuerte presión sobre la población siria, que ha empujado a millones de sirios al exilio o a desplazarse internamente a lo largo de varias oleadas. El Eje de la Resistencia está formado por el Estado de Irán, el partido-milicia chií Hizbolá, con una fuerte presencia en el Líbano; las milicias chiís de Irak, los hutíes de Yemen, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y la Yihad Islámica palestina. Todos estos grupos han quedado profundamente desgastados en la guerra con Israel. Los rebeldes sirios de Hayat Tahrir Al Sham (HTS) -Organización para la Liberación del Levante, en español-, una milicia islamista vinculada a Al Qaida, considerada una organización terrorista por la ONU; se hicieron sin mucha oposición a un ritmo sorprendente con las ciudades de Alepo, Idlib, Hama, Homs y Palmira , hasta que Mohamed Al Golani , comandante de HTS, proclamó la caída del régimen de Al Assad desde la propia Damasco. La situación geográfica de Turquía, país colindante con Siria y puerta terrestre hacia Europa, ha hecho que Ankara juegue un papel importante en esta operación relámpago, con un especial interés en poder devolver millares de sirios afincados en el país tras las masivas olas de migración fruto de la guerra civil siria. El Frente de Liberación Nacional (FLN), un grupo de rebeldes mixto que actúa bajo el amparo de la Turquía de Recep Tayyip Erdogan , contrario a las fuerzas kurdas. Entre ellos, hay grupos que pretenden establecer un Estado islámico en Siria regido por la sharia, la ley islámica que rige todos los aspectos públicos y privados, cuyo fin último es la salvación. Alineados puntualmente con los rebeldes sirios, se encuentran las Fuerzas de Siria Democrática (FSD) , compuestas por los kurdos y apoyadas por los Estados Unidos por su visión democrática, cuyo objetivo ulterior es la creación de un Estado independiente, el Kurdistán. La ubicación de este grupo en espacios transfronterizos entre Turquía y Siria complica su relación con Ankara que, evidentemente, no quiere ceder territorio. Sin embargo, los kurdos han apoyado parcialmente a los rebeldes afines a Turquía para facilitar la caída de la dictadura de Al Assad y han ganado un peso sustancial en el territorio sirio. Aunque Estado Islámico -también conocidos por los nombres ISIS o DAESH- proclamó su califato en 2014 y logró hacerse con partes de Siria e Irak, su presencia en el país ha ido disminuyendo en favor de grupos algo más moderados. No obstante, sigue existiendo y continúa su periódica campaña de ataques relámpago.