Más Madrid y el PSOE reclaman al ayuntamiento que paralice las obras mientras el equipo de Almeida mira para otro lado y evita dar su opinión sobre el conflicto
El garaje de la polémica grúa en Retiro fue financiado por 765 personas en una plataforma de inversión inmobiliaria
Los vecinos del distrito de Retiro de Madrid llevan meses protestando por la construcción de un gran parking en una manzana interior entre la Calle Cavanilles y la Calle Abtao. La constructora Grupanxon pretende levantar un aparcamiento de cuatro plantas en una zona especialmente sensible por las condiciones del terreno y la cercanía de las viviendas colindantes. Las obras empezaron hace más de un año y siguen adelante pese a los recelos y a los pleitos judiciales e informes de los bomberos en contra.
La suciedad, el ruido, pero sobre todo la existencia de informes contrarios a varios aspectos del proyecto y la alteración de la circulación dentro y fuera del patio de manzana han llevado a los vecinos a movilizarse con el apoyo de los grupos municipales del PSOE y Más Madrid.
Emilia Martínez, concejala de los socialistas por Retiro, asegura que está “muy preocupada” y que no quiere que este tema caiga en el olvido con el paso de los meses. Nacho Murgui, concejal de Más Madrid, también critica el proyecto porque no cumple con los requisitos técnicos de una obra de estas características y afirma que su formación considera la construcción como “irresponsable y lesiva” para los vecinos. Ambos concejales estuvieron presentes en la manifestación celebrada el pasado octubre para protestar contra la construcción del parking.
La financiación del proyecto proviene de más de 700 personas que invirtieron en una plataforma de inversión inmobiliaria llamada Urbanitae. La constructora anunció un macroproyecto con “elevada rentabilidad” para los inversores y que supondría más de 200 plazas de parking, tal y como se contempla en el documento del proyecto.
ElDiario.es se ha puesto en contacto con Luis Ortuño, presidente de la comunidad de Cavanilles 27, María Teresa Ribas, vecina de Abtao, y Miguel de Andrés, arquitecto y propietario de un local situado en el interior de la manzana.
Todos ellos explican que la primera licencia se aprobó en 2018, durante el mandato de Manuela Carmena, por un error administrativo: el Ayuntamiento pretendía paralizar la licencia, pero la comunicación fue incorrecta.
A partir de ese momento, el calvario de los vecinos no ha cesado: procesos judiciales, la intención de hacer sobrevolar 40 toneladas por encima de su tejado, las buenas intenciones vacías de contenido del Ayuntamiento y de la Agencia de Actividades (ADA) o el miedo constante a que las obras del parking junto a las de la línea 11 del Metro afecten a los cimientos de sus viviendas.
Luis y María Teresa afirman que las quejas de los vecinos van en dos direcciones: la técnica y la cotidiana. En la segunda vertiente, los episodios desagradables han sido múltiples: desde el episodio de la pilotadora de gran tonelaje pasando por la quema de poliestireno hasta el corte de las calles colindantes a las obras de forma recurrente.
En referencia al aspecto técnico, Miguel de Andrés explica que hay varias cuestiones que ponen en duda la viabilidad técnica de la obra: la cercanía a la capa freática, la inexistencia de servidumbres de paso homologadas para un parking de estas dimensiones, los informes contrarios del cuerpo de bomberos o la construcción de la línea 11 del metro a apenas unos metros de la obra.
La cuestión que condiciona más el proyecto es, probablemente, la de las servidumbres de paso. La constructora alegó inicialmente que disponían de una en Cavanilles y una en Abtao, pero, tras el pleito judicial, los vecinos ganaron el juicio sobre la primera y se dirimió que no es funcional. En este caso, los vecinos alegan que, al existir únicamente la de Abtao, se debe modificar el proyecto porque, según la normativa, se reduce la capacidad del parking a la mitad.
Por otro lado, el cuerpo de bomberos ha emitido múltiples informes corroborando que la servidumbre de paso situada en la Calle Abtao también es problemática porque no cumple con las medidas de seguridad necesarias para una evacuación en caso de incendio. Es por eso que Miguel de Andrés recuerda que un proyecto debe rehacerse cuando hay cambios sustanciales que afecten a más del 50% del proyecto, según la Ley de Procedimiento Administrativo.
Más Madrid y el PSOE han apoyado las protestas vecinales en el plano institucional presentando varias iniciativas en los plenos de la Junta Municipal de Retiro, liderada por Andrea Levy, y en el pleno de Cibeles. Ambos grupos se han conjurado para tratar de paralizar las obras y revisar las licencias.
El Gobierno municipal liderado por José Luis Martínez-Almeida ha adoptado una postura ambigua. Aunque en el pleno de junio el ayuntamiento votó a favor de revisar la licencia, esta decisión no se ha traducido en medidas definitivas. Borja Carabante, delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, ha sido criticado por su falta de acción concreta, tras una reunión con compromisos claros en julio, pero que en la práctica no se han cumplido hasta el momento. El ayuntamiento no ha querido ofrecer declaraciones al respecto.
Emilia Martínez, concejal del PSOE, ha remarcado la plena implicación personal con la cuestión, pero también la de su partido porque creen que las obras han enfrentado “múltiples irregularidades y riesgos técnicos que ponen en duda la viabilidad del proyecto”. También ha denunciado que pese a las múltiples peticiones que han hecho al Ayuntamiento, no han recibido una respuesta “satisfactoria”.
El concejal de Más Madrid, Nacho Murgui, explica que desde el intento de paralización de la licencia en 2018 por parte del Ayuntamiento de Carmena, su partido ha señalado constantemente que “el proyecto no cumple con las exigencias normativas de una instalación de estas características” y ha solicitado su paralización en numerosas ocasiones. Ambos concejales aseguran que desde sus grupos van a seguir luchando para garantizar “la seguridad y los derechos” de las personas que viven en la zona afectada.
Los vecinos denuncian que mientras sigue el debate político y la apertura de procesos judiciales, las obras continúan adelante, pero aseguran que no se van a “amedrentar” frente a la constructora que pretende levantar una obra “faraónica” de dudosa viabilidad técnica.