El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.
San Dámaso nació alrededor del año 305 en Roma, posiblemente de origen hispano. Fue ordenado diácono y más tarde sacerdote, sirviendo en la Iglesia romana en tiempos de persecución bajo el emperador Diocleciano. En el año 366, fue elegido Papa tras la muerte de su predecesor, Liberio, en medio de una grave disputa eclesial que derivó en enfrentamientos violentos con seguidores de un antipapa, Ursicino.
Durante su pontificado, Dámaso destacó por su lucha contra las herejías, como el arrianismo y el apolinarismo, reafirmando la doctrina trinitaria del Concilio de Nicea. Fue un defensor del primado del Obispo de Roma y convocó varios sínodos para fortalecer la unidad de la Iglesia. Además, promovió el uso del latín como lengua litúrgica y pastoral, consolidando así su influencia en Occidente.
Su mayor contribución fue encargar a San Jerónimo la traducción de la Biblia al latín, conocida como la Vulgata, una obra que tuvo un impacto duradero en la tradición cristiana.
San Dámaso I fue reconocido como santo por su vida piadosa y su incansable labor pastoral. Su festividad se celebra el 11 de diciembre. Es recordado como un defensor de la ortodoxia y un impulsor de la centralidad de Roma en la Iglesia Católica.
Entre sus legados más destacados está su esfuerzo por preservar y honrar la memoria de los mártires cristianos. Restauró las catacumbas romanas y compuso inscripciones poéticas en honor a ellos, consolidando el culto a los mártires como una parte esencial de la espiritualidad cristiana.
San Dámaso sufrió ataques de sus oponentes durante su pontificado. A pesar de las tensiones y las acusaciones de inmoralidad que se levantaron en su contra, fue exonerado tras un juicio. Nunca fue exiliado formalmente, pero las intrigas y conflictos internos marcaron su papado.
Falleció en Roma el 11 de diciembre del año 384, dejando un legado de firmeza doctrinal y reformas pastorales. Fue enterrado en el cementerio de San Lorenzo, aunque no en las catacumbas que tanto veneraba, por considerarse indigno de descansar entre los mártires.
