Un incendio forestal, bautizado como Franklin, se desató en la región de Malibú Canyon la noche del lunes, provocando evacuaciones obligatorias en el sur de California. Avivado por los intensos vientos de Santa Ana, el incendio arrasó rápidamente más de 737 hectáreas durante las primeras horas del martes, afectando tanto a residentes como a importantes infraestructuras.
El Departamento de Bomberos de Los Ángeles desplegó cientos de efectivos para combatir las llamas desde tierra y aire. Sin embargo, las condiciones climáticas adversas, con ráfagas de viento de hasta 128 kilómetros por hora y una humedad del 9%, dificultaron los esfuerzos de contención inicial. “Es uno de los incendios más agresivos que hemos enfrentado esta temporada”, comentó Jonathan Torres, portavoz del cuerpo de bomberos.
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Las fotografías y videos capturados durante el incendio Franklin muestran un panorama desolador: cielos cubiertos de humo, llamas que alcanzan áreas residenciales y columnas de fuego visibles desde kilómetros de distancia. Entre las zonas más afectadas se encuentran Malibú Knolls Road y Sweetwater Canyon Drive, donde varias estructuras han sufrido daños significativos.
Unas de las imágenes más impactantes provienen de los alrededores de la Universidad Pepperdine, donde el fuego llegó peligrosamente cerca. Ante la amenaza, la institución activó su protocolo de emergencia, instando a estudiantes y personal a refugiarse en lugares seguros, como el Tyler Campus Center. "Es el peor incendio ocurrido cerca de nuestra universidad", declararon las autoridades de la institución en redes sociales.
La carretera Pacific Coast Highway también fue escenario de caos, con tramos cerrados para facilitar las evacuaciones y proteger a los conductores. Los residentes fueron testigos de cómo una “lluvia de brasas” caía sobre sus hogares mientras intentaban huir. Bruce Silverstein, miembro del consejo municipal de Malibú, relató cómo observó las llamas acercarse a su propiedad a través de cámaras de seguridad mientras evacuaba con su familia.
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El incendio Franklin ha puesto a prueba nuevamente la capacidad de respuesta de las comunidades de California, una región que ya está acostumbrada a los devastadores efectos de los incendios forestales. En total, se ordenó la evacuación de 6,000 personas, muchas de las cuales tuvieron que abandonar sus hogares con poca antelación.
Los residentes enfrentaron el difícil desafío de decidir qué llevar consigo mientras las llamas se acercaban rápidamente. Además de la destrucción de propiedades, los cortes de energía eléctrica y las interrupciones en servicios básicos han complicado aún más la situación. Según ABC News, el campus de Pepperdine experimentó apagones, lo que obligó a cancelar clases y exámenes.
El Servicio Meteorológico Nacional emitió una advertencia de bandera roja, catalogando la situación como una “Particularmente Peligrosa” debido a las condiciones extremas que favorecen la propagación del fuego. Esta advertencia, vigente hasta el martes por la tarde, subraya la gravedad del evento y el riesgo para los residentes.
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El incendio Franklin evoca otros desastres similares en California, una región marcada por incendios históricos. Uno de los más recordados es el Woolsey Fire de 2018, que también afectó a Malibú, destruyendo más de 39,000 hectáreas y dejando cientos de hogares reducidos a cenizas. Otro evento devastador fue el Thomas Fire de 2017, que arrasó el condado de Ventura y se posicionó como uno de los más destructivos de la historia del estado.
Las condiciones que favorecieron el incendio Franklin, como los vientos de Santa Ana y la vegetación seca, han sido comunes en estos eventos pasados. Expertos en incendios forestales advierten que, con el cambio climático, este tipo de desastres podría volverse aún más frecuente e intenso en los próximos años.
