No es verdad que, a día de hoy, tanto en las parejas como en la política ya sólo rijan las leyes del amor. Que podamos casarnos por él no es incompatible con que sigan existiendo los matrimonios de conveniencia . Familias que se emparentan por dinero o poder, por ganarlo o por no perderlo. Son infinitos los intereses que hacen extraños compañeros de cama. O de legislatura. En los matrimonios, a veces, estos arreglos pueden salir bien. Hoy, como ayer, todo se puede organizar para que cada uno haga su vida y tan campantes. Para la convivencia, la cuestión es tener claro el rol de cada uno desde el principio. Aunque la verdadera fórmula es otra: los buenos negocios, como...
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