El primer ministro Justin Trudeau dijo que Canadá “responderá” si el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, impone nuevos aranceles a las importaciones canadienses, y argumentó que los aranceles de represalia tuvieron éxito cuando Trump los impuso al acero y al aluminio canadienses en 2018.
Los comentarios fueron los más fuertes de Trudeau hasta el momento al señalar que su gobierno está preparando represalias si Trump cumple con su amenaza.
Tras los comentarios de Trudeau, Trump repitió su comentario sobre que Canadá es como un estado de Estados Unidos en una publicación en su sitio de redes sociales. Los funcionarios canadienses han restado importancia a la broma, considerándola una broma, desde que Trump hizo la broma durante una comida con Trudeau en su resort Mar-a-Lago el 29 de noviembre.
“Fue un placer cenar la otra noche con el gobernador Justin Trudeau del Gran Estado de Canadá”, escribió Trump en Truth Social. “Espero volver a ver al gobernador pronto para que podamos continuar nuestras conversaciones en profundidad sobre aranceles y comercio, ¡cuyos resultados serán verdaderamente espectaculares para todos!”.
Días antes de la cena, Trump dijo que impondría aranceles generalizados del 25 por ciento a las importaciones canadienses y mexicanas el primer día de su presidencia, a menos que ambos países tomen medidas enérgicas contra el flujo de migrantes y fentanilo hacia Estados Unidos.
“No nos engañemos de ninguna manera: los aranceles del 25 por ciento sobre todo lo que se exporta a Estados Unidos serían devastadores para la economía canadiense”, dijo Trudeau, hablando ante la Cámara de Comercio de Halifax. Pero agregó que los aranceles también aumentarían los costos de una amplia gama de bienes que Estados Unidos obtiene de Canadá.
Canadá “responderá a los aranceles injustos de varias maneras, y todavía estamos buscando las formas correctas de responder, pero nuestras respuestas a los aranceles injustos al acero y al aluminio fueron las que terminaron levantando esos aranceles la última vez”, dijo.
Poco después de que Trump anunciara los aranceles al acero y al aluminio canadienses en la primavera de 2018, Canadá implementó aranceles de represalia sobre artículos específicos y políticamente sensibles como “el bourbon, las Harley Davidson, los naipes y el ketchup Heinz”, dijo Trudeau.
Los aranceles tuvieron “un impacto político para el partido del presidente y sus colegas”, y así fue como “pudimos contraatacar de una manera que realmente fue sentida por los estadounidenses”, dijo Trudeau.
Los funcionarios canadienses han subrayado que Canadá también es un gran mercado para las empresas estadounidenses. “Somos, con diferencia, el mayor cliente de los exportadores estadounidenses”, dijo Kirsten Hillman, embajadora de Canadá en Estados Unidos, en una entrevista televisiva con Bloomberg la semana pasada. Hillman afirmó que 36 estados de Estados Unidos consideran a Canadá como su mayor mercado de exportación.
El primer ministro canadiense advirtió que hay que tomar en serio a Trump cuando amenaza con imponer aranceles, pero dijo que la historia ha demostrado que Trump también puede tener otras motivaciones. “Su enfoque será a menudo desafiar a la gente, desestabilizar a un socio negociador, ofrecer incertidumbre e incluso a veces un poco de caos en los pasillos bien establecidos de las democracias e instituciones”, dijo Trudeau.
“Una de las cosas más importantes que debemos hacer es no asustarnos, no entrar en pánico”, dijo Trudeau, argumentando que Canadá necesitará un enfoque reflexivo y unido para llegar a un acuerdo con Trump y evitar dañar ambas economías.
Sin embargo, dijo que gestionar el asunto comercial probablemente será más difícil en el segundo mandato de Trump, a pesar del hecho de que Canadá, México y Estados Unidos renegociaron todo el pacto de libre comercio de América del Norte en 2018.
“Esta vez será diferente, será un poco más desafiante”, dijo Trudeau. Trump y su círculo más cercano llegan con un conjunto de ideas mucho más claras de lo que quieren hacer de inmediato que la última vez”, dijo.
Pero dijo que cree que Canadá puede volver a encontrar una solución “ganar-ganar” que funcione para los ciudadanos y las empresas de ambos lados de la frontera.
