Con la ausencia de resistencia militar, el nuevo líder rebelde Abu Mohammed Al Golani promete una era de transformación para Siria.
En las primeras horas del domingo, las fuerzas rebeldes penetraron en Damasco, marcando un momento decisivo en el conflicto sirio. Tras este avance militar, el presidente Bashar al Assad, junto a su familia, abandonó el país en dirección a Moscú, Rusia. La caída de la capital bajo el control rebelde señala un posible cambio en la dinámica de poder en Siria, que ha estado en guerra civil desde 2011.
La entrada de los rebeldes en Damasco se produjo sin resistencia significativa por parte del ejército sirio, que ha recibido apoyo militar de Rusia y de milicias como Hezbolá en conflictos anteriores. La falta de oposición armada ante el avance insurgente podría indicar un debilitamiento del régimen de al Assad y un cambio drástico en la situación de seguridad en la región. Esta situación evidencia las dificultades que enfrenta la administración siria para mantener el control ante los grupos armados que operan en el país.
Abu Mohammed al Golani, líder del grupo extremista Hayat Tahrir al Sham (HTS), juega un papel central en este contexto. Con un pasado de militancia en organizaciones islamistas, al Golani ha sido una figura controvertida, habiendo enfrentado acusaciones de violaciones a los derechos humanos en el transcurso del conflicto. A pesar de los intentos de reformar su imagen, el gobierno de Estados Unidos ha colocado una recompensa significativa sobre su captura, lo que destaca su relevancia y notoriedad en la escena internacional.
Al Golani no se limitó a observar el triunfo de sus fuerzas; en una declaración notable, afirmó: «Vamos a completar juntos y dibujar la imagen de la victoria de la revolución más grande que ha conocido la historia«. Esta frase, pronunciada en medio de la efervescencia que produjo la toma de Damasco, reafirma su intención de establecer un nuevo orden en el país. En un discurso celebrado en la mezquita de los Omeyas, el líder rebelde también destacó que «esta es una victoria de todos los sirios«, sugiriendo un enfoque unitario para la próxima fase de la lucha en Siria.
El ascenso de al Golani se ha consolidado principalmente en la provincia de Idlib, donde ha estado al frente de diversas acciones militares. Bajo el régimen de Assad, él trató de ofrecer a la población una alternativa ventajosa, presentándose como el líder de un «Gobierno de Salvación». Su estrategia ha incluido establecer lazos con actores internacionales y grupos religiosos minoritarios, lo que le ha permitido tejer una red de apoyo a pesar del hostigamiento ejercido por el régimen.
En cuanto a su trayectoria en busca de poder, se sabe de sus inicios en 2003, cuando se unió a al Qaeda, participando en la resistencia contra las fuerzas estadounidenses en Irak. Su arresto en 2010 por parte de las fuerzas estadounidenses lo llevó a un campamento de detención donde tuvo contacto con otros yihadistas, muchos de los cuales más tarde formarían parte del grupo Estado Islámico. Esta etapa de su vida fue fundamental para su evolución como líder radical y para su futura influencia en la guerra civil siria.
En 2016, al Golani, entonces al mando del Frente Nusra, separó su grupo del Estado Islámico, marcando un giro en su estrategia organizativa. Al año siguiente, su facción se unió a otras fuerzas de oposición para establecer Hayat Tahrir al Sham, conocido como una coalición potente dentro del panorama rebelde sirio. Con esta unificación, el nuevo líder sirio buscó consolidar su posición frente a las diversas facciones que operan en el país y construir un frente unido contra el régimen de al Assad.
Tras el reciente avance militar, al Golani declaró: «Bashar al-Assad dejó en Siria una granja para la codicia de Irán. Esta victoria, hermanos míos, es para la nación islámica«. Con estas palabras, reafirma su visión de un futuro que prioriza no solo la lucha contra el régimen, sino también un cambio radical en la identidad política y social del país. La narrativa que promueve su liderazgo se enmarca dentro del contexto de una guerra prolongada, donde la creciente violencia y la inestabilidad han delineado un camino incierto para la población siria.
