El republicano busca redifinir su relación con la industria tecnológica pero su mandato heredará dos de las decisiones más severas contra ella de los últimos años
Los emperadores tecnológicos hincan la rodilla ante Trump
Donald Trump quiere que su segunda etapa en el despacho oval sea muy diferente de la primera en lo que se refiere a Silicon Valley. Más allá de su estrecha relación con Elon Musk, el republicano quiere dejar atrás los desencuentros constantes con los emperadores tecnológicos que marcaron sus cuatro primeros años como presidente. Les ha tendido la mano y ellos la han tomado. Una estrategia en la que deberá sortear dos grandes piedras en el camino que le ha dejado Joe Biden.
Son dos decisiones potencialmente históricas que la administración Trump tendrá que navegar y que podrían afectar a los negocios de las multinacionales digitales estadounidenses en todo el mundo. La primera es la ley que fuerza a ByteDance, la matriz china de TikTok, a vender su filial estadounidense a una empresa no china antes del 19 de enero de 2025. Si no lo hace, la red social quedará prohibida en el país. La segunda es la solicitud del Departamento de Justicia de despiezar Google tras su condena por monopolio.
Lo curioso de ambos casos es que Trump tuvo un gran peso en sus orígenes, pese a que ahora se opone a ellos frontalmente. Fue él el que inició la cacería de TikTok durante su primer mandato por sus presuntos vínculos con la inteligencia china y quien obligó a la red social a firmar un acuerdo con Oracle (fundada por su amigo Larry Ellison) para almacenar sus datos en EEUU.
Biden aprovechó ese impulso para seguir estrechando el cerco. En abril consiguió sacar adelante una ley que daba 270 días a ByteDance para vender TikTok EEUU. Buena parte de los representantes republicanos la apoyaron, a pesar de que Trump ya se estaba posicionando en contra de la medida.
Algo muy similar ocurre en el caso de Google. Fue la Administración de Trump la que lanzó la demanda por monopolio contra Google en el sector de las búsquedas online, que ha terminado con su condena este pasado verano. Ahora el Departamento de Justicia del Gobierno de Biden ha pedido a los magistrados que fuercen a Google a vender su navegador Chrome para disminuir su capacidad de controlar este mercado, así como potencialmente de Android. Una opción a la que Trump también se opone.
La ley que podría terminar con la prohibición de TikTok en EEUU tiene una motivación de seguridad nacional. La norma busca impedir que los datos de los estadounidenses y la capacidad de influencia que la aplicación tiene sobre sus ciudadanos estén en poder de una “nación extranjera adversaria”, dice en referencia a China.
El Gobierno de EEUU no ha dado nunca pruebas de estos extremos. No obstante, la capacidad de la red social china de manipular la opinión pública y procesos democráticos han visto uno de sus mayores hitos recientemente en Rumanía, donde la Justicia ha anulado la primera vuelta de las elecciones tras las acusaciones de injerencia a través de TikTok.
ByteDance y TikTok EEUU recurrieron la ley ante el Tribunal de Apelaciones, que el pasado viernes rechazó el recurso y da una estocada mortal a la red social. Si ByteDance no vende antes del 19 de enero, la aplicación dejará de estar disponible en las tiendas de aplicaciones y sus 170 millones de usuarios en el país, así como los miles de creadores de contenido que generan ingresos a través de la app, no podrán acceder a ella.
ByteDance ya había manifestado antes de la resolución que un proceso de venta de TikTok EEUU en los términos planteados por la ley sería “imposible comercial y tecnológicamente”. Con menos de seis semanas para su bloqueo total en el país, la compañía ha solicitado ahora a los magistrados que paralicen el caso para que el Tribunal Supremo pueda revisarlo. Una delación que puede ser crucial para el futuro de la red social, puesto que el 19 de enero es justo un día antes de la toma de posesión de Trump.
“Salvaré TikTok”, prometió el republicano durante la campaña electoral, alegando que su prohibición en EEUU impediría la “competencia” con Facebook, a quién señaló como “el enemigo del pueblo”. TikTok ha argumentado abiertamente que paralizar la ley daría a la administración entrante la oportunidad de intervenir. “Podría desestimar tanto los daños inminentes como la necesidad de una revisión de la Corte Suprema”, ha afirmado.
Si bien la ley que pone a TikTok EEUU entre la venta o la prohibición ya ha sido ratificada por el Congreso de EEUU y por el Tribunal de Apelaciones, la situación con Google es diferente. La multinacional fue condenada por mantener un monopolio ilegal en las búsquedas online este pasado verano y ahora el tribunal tiene que decidir cómo rompe esa situación. La administración de Biden ha pedido que se le fuerce a vender Chrome y potencialmente Android, pero esa solicitud aún tiene que ser refrendada por los jueces y, además, la multinacional ha recurrido.
El caso está más lejos de ver su final que el de TikTok y Trump también se ha posicionado en contra de separar Google en varias empresas. Afirma que iría en contra de los intereses del país. “Si haces eso, ¿vas a destruir la empresa? Lo que puedes hacer sin desmembrarla es asegurarte de que su posición en el mercado sea más justa”, manifestó en octubre.
Su futuro vicepresidente, en cambio, argumentó en sentido totalmente contrario a principios de año. “Creo que Google debería desmembrarse. Creo que es demasiado grande, demasiado poderosa. Veremos cómo están las cosas en 2025”, afirmó J.D. Vance.
Un Departamento de Justicia comandado por Trump podría retirar la petición sobre Trump, o facilitar a Google continuar operando como hasta ahora pese a una resolución judicial desfavorable. Si el tribunal aprueba la actual petición sobre Chrome, sería la primera vez que una corporación se ve obligada a separarse desde 1982, cuando AT&T tuvo que escindir sus filiales de telefonía local para permitir una mayor competencia en el sector.
Google, por su parte, ha criticado la acción de la administración Biden argumentando que “perjudicaría a los consumidores, pequeñas empresas y la innovación tecnológica de Estados Unidos”. Según la multinacional, las medidas, como la venta forzada de Chrome y Android, y compartir datos sensibles, afectarían la privacidad, la seguridad y la calidad de sus productos, mientras obstaculizan el liderazgo en inteligencia artificial.
Con estos casos Trump no solo gestionará la reacción de su país ante la injerencia extranjera de TikTok o el monopolio de Google, sino que podría abrir la puerta a que terceros países emulen sus pasos en caso de que aplique mano dura con las tecnológicas. Las redes sociales estadounidenses están prohibidas en Rusia y China, pero bloques como la UE han sido cada vez más severos en cuestiones de competencia o ante el envío de datos de los europeos a EEUU.
