Bajando General Ricardos, en la esquina con la plaza de la Villa de Oro (metro Oporto), en esa Puerta del Sol de los 'Carabancheles' , se adivina a Curro Sevilla (Alhóndiga, Guadalajara, 1955). Quizá porque en su morral lleva sus poemas, que va vendiendo sin mendigar en sentido estricto. El penúltimo bohemio de Madrid intenta vivir con dignidad incluso en las últimas. El frío de una vida «y sus circunstancias». Parece que resuenan aquellos versos de otro de su cofradía, Pedro Luis de Gálvez , que cantaban a quien «no tiene sed de agua, ni hambre de pan. Tiene hambre de oro y sed de champán». Acaso porque este hombre no sólo empapela con poemas con alma lorquiana y caligrafía...
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