«Una persona de gran interés», así se refería el alcalde de Nueva York, Eric Adams, al joven detenido ayer en relación con el asesinato de Brian Thompson, CEO de una de las aseguradoras sanitarias más importantes del país. Tras varios días de persecución y tras haber difundido la Policía la imagen del sospechoso por todo el país sin facilitar nombres ni apellidos, Luigi Mangione, de 26 años, fue detenido este lunes en un establecimiento de comida rápida en Pensilvania a las 9:15 gracias a la llamada de un trabajador del negocio que lo identificó. Mangione, que fue el mejor alumno de su clase en la Universidad de Pensilvania donde se graduó en 2020, había llegado hasta la pequeña localidad de Altoona en autobús, a 500 kilómetros de Nueva York, donde tuvo lugar el asesinato el pasado miércoles.
En el momento de la detención, el sospechoso llevaba encima una pistola con silenciador, similar a la que se cree que se utilizó en el asesinato contra Thomson; y varias identificaciones falsas, entre ellas la que habría utilizado el sospechoso para registrase en el hostal donde pasó los días previos al asesinato bajo el nombre de Mark Rosario, con residencia en Newark (Nueva York). Además, cuando lo han registrado, el joven también portaba un manifiesto escrito a mano en el que criticaba a las aseguradoras sanitarias por priorizar su beneficio económico frente a la salud de los pacientes. Las autoridades dijeron que estas palabras respondían a la «motivación y pensamiento» detrás del crimen.
Las nuevas evidencias se unen a las ya recogidas hasta ahora: una mochila encontrada en Central Park que contenía una sudadera y varios billetes falsos del juego de mesa Monopoly, la botella de agua que el presunto asesino perdió en su huida tras cometer el crimen y que contendría el ADN del sospechoso, unos casquillos de bala encontrados en la escena del crimen con las palabras «retrasar» y «negar» inscritas en ellos; así como varias imágenes que quedaron registradas en algunas de las 25.000 cámaras de videovigilancia que hay repartidas por la ciudad y que han permitido a los investigadores conocer los pasos previos y posteriores del presunto autor del crimen hasta una hora después del asesinato, que es cuando se le pierde la pista hasta este lunes.
Los hechos ocurrieron el miércoles, a primera hora de la mañana en pleno centro de Manhattan. Brian Thomson, de 50 años casado y con dos hijos que llevaba más de 20 años en la compañía, se dirigía a un hotel de la ciudad donde se celebraba un encuentro con inversores. Poco antes de acceder al edificio, hacía las 6:45 de la mañana, el sospechoso se acercó a su víctima por la espalda, y con el rostro cubierto disparó contra la espalda y la pierna del CEO que cayó al suelo fulminado. El arma se atascó, y el tirador pudo arreglarla para seguir disparando contra su víctima, por lo que la Policía lo había calificado de «persona competente en el uso de armas de fuego».
El viernes, la Policía reconocía que había ampliado la búsqueda a Nueva Jersey y Pensilvania porque creían que el sospechoso había huido de Nueva York. Poco después el FBI, que también participa en la investigación, ofrecía 50.000 dólares más de recompensa que se sumaban a los 10.000 iniciales que ofreció la Policía de Nueva York (NYPD) para quien aportara cualquier información que permitiera a los agentes dar con el paradero del autor de un crimen que ha impactado a los neoyorquinos y ha puesto de manifiesto la frustración que sienten muchos estadounidenses ante las complicaciones cada vez mayores de la cobertura sanitaria por parte de las aseguradoras médicas.