De las hojas mojadas, de la tierra húmeda que encogía el alma de Cernuda entre las sábanas de su casa de la calle Acetres brota este petricor del otoño que hoy anda en flirteos con el azahar. Sevilla es una joven loca que no sabe si cuando salga esta tarde la Esperanza por la calle Pureza estará recogiendo la alfombra caduca de los álamos o las flores blancas de la amargura. Está majareta esta niña que en los días de naranjas por el suelo ha decidido perfumarse de primavera para ver venir al Cachorro, en el arrebol de la Inmaculada, muriéndose por los portales de Belén. Tal vez en este delirio de las hojas del almanaque trabucadas como si el...
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