Hace una década, los niños querían ser Conor McGregor en Irlanda . El peleador radicado en un suburbio del sur de Dublín lograba, a base de nocauts espectaculares, forjarse una carrera profesional envidiable , demostrando que, a través del duro trabajo en el gimnasio, conquistar la cima del mundo era algo posible. Hoy en día, su imagen vive un declive sin precedentes en la tierra que le halagó durante tanto tiempo. El luchador irlandés fue condenado recientemente a pagar unos 250.000 euros por agredir a una mujer sexualmente en Dublín, quien solicitaba 750.000 euros. Unas acciones que tuvieron lugar en 2018, pero que han sido reparadas ahora mediante un juzgado civil ahora. Aunque McGregor ha negado los hechos, reconociendo que hubo sexo con Nikita Hand, pero que fue consentido, el tribunal consideró que era culpable y solo un recurso todavía puede revertir esta situación de condena. Lo cierto es que McGregor acumula un largo historial de escándalos, desde agresiones, como la que ocurrió sobre un hombre de avanzada edad en un pub de Dublín, hasta denuncias de diferentes mujeres que aseguraban haber sido obligadas también por el irlandés. En esta ocasión, The Notorious, como se le apoda en el mundo de la lucha, ha reconocido su grave error. « La gente quiere saber de mí, necesitaba tiempo. Sé que cometí errores . Hace seis años, nunca debí haber respondido a sus intentos de comunicación. No debí haber acudido a esa fiesta. Nunca debí haberle dado la espalda a la mujer que más amo en el mundo. Eso es todo culpa mía», señaló tras la sentencia. Pero ya era tarde para la sociedad irlandesa, quien está condenando doblemente al excampeón de la UFC. Son demasiadas las fechorías cometidas. Así, según informaba la 'BBC' y se ha podido ver a través de redes sociales, numerosos murales en homenaje al otrora estrella irlandesa de MMA han sido retirados de algunas calles y ciertos gimnasios de este país. Los aficionados ya no quieren saber nada de McGregor y los niños prefieren ser Ian Garry (el irlandés del momento en la UFC). Pero no solo eso. Las marcas, aquellas que le hicieron rico, están dándole la espalda, rompiendo los contratos de imagen, porque esta vez ya no se puede pasar. Incluso la marca de güisqui Proper Twelve, que fundó el propio McGregor junto a otro socio y que posteriormente vendió su parte, le ha retirado como cara visible del negocio. Videojuegos, tiendas, posters... Todo lo que tenga que ver con el excampeón se está desintegrando, nadie puede asumir ya el coste de vincularse con alguien que, pese a que en su día fue uno de los deportistas más admirados del mundo, hoy no llega a ser ni siquiera cenizas de lo que en un día se convirtió. Nadie podrá quitarle a McGregor haber cambiado el 'juego' de las artes marciales mixtas, haber derribo muros y ayudado a globalizar el deporte, pero hoy en día el irlandés es un hombre cancelado por su propia afición.