Los Sonny Angels se han convertido en todo un fenómeno que ya abrazan todo tipo de personas. Estos pequeños bebés sin ropa que llevan un gorrito cuelgan de los móviles de miles de personas. Esta moda la han abrazado desde Rosalía o Victoria Beckham hasta miles de jóvenes y mayores de distinta clase social. Su precio puede superar incluso los 20 euros , aunque quienes recurren a la imitación lo encuentran más baratos. No se sabe muy bien qué ha empujado a miles de personas a hacerse con una de estas figuritas. Sin embargo, ya son toda una fiebre en España y otros países. Gonzalo Bernardos , economista y profesor y habitual en las tertulas de radio y televisión, se ha animado con la tendencia y ha dicho incluso la popular frase que los fanáticos de estos angelitos dicen en las redes antes de abrir el sobre sorpresa en un vídeo para redes de 'Catalunya Ràdio'. Más allá de la anécdota, Bernardos ha querido analizar esta moda desde el punto de vista más económico . Aún así, ha dado su sincera opinión sobre los muñecos que ahora adornan miles de dispositivos. Al economista le tocó para el vídeo, el Sonny Angel zanahoria: «Lo miro, lo vuelvo a mirar y digo: 'Pero qué feo llega a ser'». En términos más económicos, a Bernardos no le «cabe en la cabeza que se paguen 10 o 15 euros o los que sean» por comprar una de estas figuras. «Si fuese por mí, esta empresa estaría en quiebra », ha expresado el popular tertuliano porque, en su caso, «no compraría ni uno». Sobre el beneficio que pueden obtener los fabricantes, Bernardos señala que el «coste de fabricación no debe ser ni de 30 céntimos». «El producto que tiene más beneficios que puede haber, incluso muy superiores al café y al pan» , reconoce. En este sentido, también ha alabado «a quien haya hecho una buena campaña de publicidad». A pesar de no entender la moda, Gonzalo Bernardos ha reconocido la visión de estos empresarios de acuerdo a su última afirmación que ha realizado en tono jocoso: «Estoy pensando que cuando llegue a casa le diré a mi familia si hacemos 'muñecos Bernardos' ». Incluso, el economista y profesor, se ha animado a poner uno en su móvil. Aún así, ha insistido en que no lo ve claro.