El presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, ha declarado el estado de emergencia en varias provincias de Lambayeque debido a la grave crisis hídrica que afecta a la región. Esta decisión busca garantizar el acceso al agua potable y proteger la agricultura y la ganadería.
Debido a la ausencia de lluvias en la zona, las autoridades han tomado medidas a fin de mitigar esta problemática que afecta a la población local. En una conferencia de prensa, Adrianzén destacó la importancia de actuar de manera preventiva para asegurar el suministro de agua a la población y a los sectores productivos.
Desde noviembre, dirigentes agrarios de los valles de Olmos, Motupe, La Leche, Zaña y Chancay-Lambayeque habían solicitado la declaratoria de emergencia, lo que refleja la gravedad de la situación. Por su parte, el gobernador de Lambayeque, Jorge Pérez Flores, enfatizó la necesidad de una respuesta coordinada para enfrentar esta crisis que afecta tanto a la población como al medio ambiente de la región.
"La ausencia de lluvias nos obliga a tomar medidas de previsión. En primer término, para garantizar el uso del agua potable para el consumo humano y, en segundo lugar, preocuparnos por el ganado y los terrenos agrícolas", refirió el jefe del gabinete en conferencia de prensa.
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Ante la emergencia, las autoridades han presentado una serie de acciones específicas para abordar el déficit hídrico. Entre ellas se encuentra la rehabilitación de pozos de agua y el mantenimiento preventivo. Estas medidas son fundamentales para garantizar un flujo adecuado y una calidad óptima del agua disponible.
En la misma línea, se planteó la necesidad de implementar estrategias para optimizar el uso del agua en los valles de Lambayeque, Reque, Zaña, Chancay-Lambayeque, La Leche, Motupe y Olmos. Esto incluye la creación de mecanismos que aseguren la distribución eficiente de agua potable en las ciudades de Chiclayo, Lambayeque y otros centros poblados.
Cabe resaltar que la crisis hídrica no solo afecta el acceso al agua potable, sino también perjudica la economía local. En ese sentido, la agricultura y la ganadería corren el riesgo de tener un impacto negativo ante la ausencia de lluvias, lo cual también puede impactar de manera negativa a la sostenibilidad de la región.
