Cuando el Supremo difundió las condenas del 'procés' titulé aquella portada como «una sentencia salomónica», en la idea de ecuánime, ni tuya ni mía; hoy hubiese sido más generoso con la Sala encabezada por Manuel Marchena. Creo que fue una sentencia sabia, más de Alfonso X que del rey Salomón, aunque el sanchismo la ha ido vaciando mediante indultos y amnistías con el fin de mantenerse en el poder. Marchena pone hoy punto final a diez años liderando el tribunal más crítico de nuestro sistema judicial y más sensible para la democracia, aquel que investiga a los aforados. Y uno cree que ha estado a la altura del desafío. Sin partidismo. Sujetándose a la ley como máxima de actuación. Impartiendo...
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