El consejero delegado (CEO) de Volkswagen Group, Oliver Blume , ha defendido el plan de ajuste propuesto por la dirección del grupo debido a la delicada situación económica que atraviesa, que contempla el cierra de hasta tres plantas de producción en Alemania. En cuanto al plan sindical, que contempla una reducción de costes valorada en 1.600 millones, ha declarado que es «insuficiente». «No estamos operando en un mundo de fantasía, y la situación actual es grave. Nuevos competidores entran en el mercado con una fuerza sin precedentes, y la presión de precios es inmensa», ha comentado el empresario germano, durante una reunión con los trabajadores en la sede central del grupo en la ciudad alemana de Wolfsburgo. Blume no ha dudado en constatar que la cúpula de Volkswagen está, en estos momentos, preocupada por «el futuro de la empresa». Tras los resultados anuales de Volkswagen, que en octubre reflejaron una caída interanual del beneficio operativo del 21%, quedó claro que la situación de Volkswagen es preocupante. La demanda de los consumidores, que aún no se ha recuperado después de la pandemia, y la lenta transición hacia el modelo eléctrico en la que se encuentra inmersa la compañía son varios de los motivos por los que la empresa se encuentra en un momento delicado. Sin embargo, el principal desafío al que se enfrenta el gigante automovilístico alemán es su situación con respecto a China . Tanto de cara a los fabricantes de dicho país, que han emergido como alternativas plausibles para los consumidores europeos, como sus ventas en el país del lejano oriente, donde se debilita un mercado que anteriormente fue una fuente de ingresos estable y rentable para la marca. Uno de los principales objetivos del grupo para superar esta recesión es, en palabras de Blume, trabajar en su vuelta a China , uno de sus mercados más lucrativos hasta la fecha. La competición con los fabricantes locales , que irrumpen con fuerza en el mercado de la automoción, ha arrebatado una importante cuota de mercado a Volkswagen, que necesita volver a establecerse en el gigante oriental. Entre las causas de esta preocupación, el directivo ha esgrimido tres: la presión de la competencia, que aumenta considerablemente con la irrupción de fabricantes extranjeros , la reducción de la demanda y los costes laborales, que considera «demasiado elevados». Del mismo modo, Blume ha reafirmado su interés por trabajar conjuntamente con los sindicatos , con el fin de llegar a una solución, aunque advierte que «aún hay mucho que negociar». El pasado lunes, decenas de miles de trabajadores de Volkswagen se reunieron en la planta principal del grupo, en Wolfsburgo , para protestar en contra de los recortes salariales, cierre de fábricas y reducción de plantilla que planea el grupo automotriz. A la reunión también asistió el ministro teutón de Trabajo, Hubertus Heil . Volkswagen sigue esgrimiendo la irrupción de la competencia china para justificar los recortes, pero los trabajadores califican dichas medidas como «líneas rojas». Por otra parte, Blume ha analizado la contrapropuesta sindical de reducción de costes, presentada por el sindicato IG Metall. «Dista mucho de ser suficiente, aunque podría ser un punto de partida», ha reconocido el CEO del grupo. «Podemos fabricar los mejores coches del mundo, pero eso no importa si no ganamos dinero con ellos «, añadió. Según las estimaciones de los directivos, la crisis de Volkswagen encontraría alivio con una reducción de costes de hasta 10.000 millones de euros , a lo que añaden el cierre de varias plantas y una reducción salarial generalizada del 10% para los empleados alemanes. Daniella Cavallo , la presidenta del comité de empresa del grupo Volkswagen, ha criticado en repetidas ocasiones a Blume por «no involucrarse lo suficiente en el conflicto». La líder de los trabajadores apunta que todas las partes, incluyendo la dirección y los accionistas, deben tomar parte en la situación para sobrellevar la delicada coyuntura. Del mismo modo, Cavallo ha afirmado que los sindicatos están comprometidos a llegar a un acuerdo antes de Navidad . Sin embargo, afirma que dicho acuerdo «conllevará compromisos, así como concesiones. Cosas que no gustas y hacen daño, de un modo u otro. Pero debe ser para todas las partes», declaró.