Mirar hoy al Congreso de los Diputados da cierta pena. Aquí tengo que discrepar con mi compañero de esta tribuna abierta que no añora los tiempos pasados y mejores. La Carrera de San Jerónimo es la mejor muestra de ello. No voy a hacer una concienzudo análisis del nivel de los cientos y cientos de diputados. Dios me libre de esta condena. Es más preocupante la permisibilidad que ostentan frente a la mentira. Miente, que algo queda. Es la clave del teléfono de nueva generación que les regalan al inicio de cada legislatura. No les sonroja lo más mínimo soltar, con la altanería que da esa tribuna, cualquier sentencia con la convicción de que a los suyos los tienen en...
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