Álvaro , un joven de Utiel que vive en Valencia ciudad por trabajo, decidió comprarse un smartphone de alta gama -un Google Pixel 8 Pro- a través de Amazon. Estaba en oferta por el Black Friday y se lanzó. Lo pidió el pasado 15 de noviembre y el paquete llegó a su casa tan sólo cuatro días después. Para su sorpresa, dentro no había ningún teléfono móvil, sino una lata de comida para gatos . Una historia rocambolesca que denuncia en ABC dos semanas después en las que no ha obtenido ninguna solución por parte del vendedor ni tampoco del intermediario, que en este caso es el gigante empresarial dirigido por Jeff Bezos. «Les llamé, me gestionaron que viniera Seur para, según ellos, recogerlo y poder procesarlo», explica a este periódico. El 20 de noviembre se llevaron el infructuoso paquete y un día después llegó a las oficinas. Ahora, según detalla Álvaro, suelen tardar 14 días en procesar la devolución y encargar el pedido real, en este caso un móvil que vale 659 euros según la oferta promocional anunciada. No obstante, tienen de tiempo hasta el próximo 21 de diciembre para llevar a cabo dicha tarea, de acuerdo con la información que aparece en el portal web. «Me han dicho que si no tengo novedades vuelva a llamar en esa fecha. La realidad es que he llamado decenas de veces y nada», critica. Por otro lado, señala el afectado que a través de un hilo que publicó en X -antes Twitter- y que se volvió viral con 14,4 millones de visualizaciones , le han llegado múltiples respuestas de otros afectados. «Me dicen que les ha pasado como a mí, con fotos de la misma lata de comida de gatos y otros con pilas», advierte. En el relato compartido en la citada red social, argumenta que « lleva días desesperado sin solución » después de la situación «surrealista» que le ha ocurrido al comprar un teléfono. «Al menos si sirve a alguien para que no le engañen como a mí, bueno será», comenta. A continuación, compartió capturas de pantalla con los datos que le ofrecía Amazon sobre el estado del pedido. «Me dijeron desde el primer momento que al ser un pedido de alto valor, el transportista me iba a solicitar un código para demostrar que me lo daba a mí y que me llegaría el día que estuviera en reparto», explica. «Cuando abrí el paquete, mi cara fue un poema . No llegué ni a mi piso, bajé a por el repartidor que ya no estaba y llamé al servicio de atención al cliente a los dos minutos de recibirlo y les pregunté si me estaban gastando una broma». Narra que los pasos que debía seguir era subir las fotos de lo que le había llegado a un enlace y que en 72 horas le comunicarían «algo». Al día siguiente lo recogió Seur y otro después llegó a la intermediaria. «A partir de ahí empieza la odisea», critica. « He llamado más de 20 veces y las personas que te atienden parecen robots. Han pasado dos semanas y no tengo ni el dinero ni el móvil ni descanso bien cuando vea que en mi cuenta tengo -660 euros porque me han engañado», sigue.