Una denuncia presentada ante disciplina urbanística argumenta e ilustra con imágenes que el ascensor y el mirador de la cornisa instalados por la agencia de meteorología en la rehabilitación de su antigua sede "no se adecúan en absoluto a lo aprobado" por el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid
¿Castillo de juguete o rehabilitación respetuosa?: la controvertida reforma de la antigua sede de la AEMET en el Retiro
Sigue la controversia por la reforma de la antigua sede en Madrid de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para su conversión en un museo meteorológico. La rehabilitación del también conocido como Castillete del Retiro ha sido objeto de una denuncia presentada ante disciplina urbanística, organismo dependiente del Ayuntamiento de Madrid liderado por José Luis Martínez-Almeida, que desvela algunas incongruencias en su construcción. Firma el escrito Jesús San Vicente, arquitecto y presidente de la agrupación del Colegio de Arquitectos de Madrid NexoCoam.
El documento, al que ha tenido acceso Somos Madrid, arremete contra “aspectos que se contradicen con lo aprobado y en cualquier caso son contrarios a la protección integral que tiene el inmueble en la catalogación municipal”. La reforma (que tiene a la propia AEMET como promotora) debía seguir las prescripciones indicadas por la Comisión para la Protección del Patrimonio Histórico, Artístico y Natural (CPPHAN), la entidad responsable de emitir el informe favorable al proyecto.
Dicho informe llegó en octubre de 2017, después de que en 2016 una primera valoración descartara la iniciativa porque no consideraba adecuada “la configuración propuesta para la ampliación en cubierta, teniendo en cuenta el nivel de catalogación del edificio”. Con los ajustes posteriores, finalmente la rehabilitación recibió el visto bueno, pero sujeta a una serie de obligaciones: “Dado que se trata de un edificio con protección integral, no se admite la elevación de los dos torreones existentes para albergar el ascensor y la escalera original, debiendo estudiarse otra alternativa para la implantación del ascensor que minimice el impacto sobre el edificio protegido”.
Según el proyecto presentado, este ascensor debía ser circular para que el volumen emergente en cubierta respetara el cilindro opaco del proyecto original. “A todas luces el ascensor que emerge, en el que además se exhiben unos volúmenes de cristal (tipo panorámico), no se adecúa en absoluto a lo aprobado”, apunta en su denuncia Jesús San Vicente.
El mirador de la cornisa, uno de los aspectos más criticados de la reforma, también se aleja del plan original según apunta el arquitecto: “Este volumen tenía una elegante sección con vigas de celosía y un voladizo que permitía minimizar el impacto visual del vidrio de fachada, sin apenas cornisa. Sin embargo, el volumen ejecutado tiene un grosero remate de cornisa con un canalón y friso de chapa de unos 50 centímetros de altura. Todo esto supone un atentado visual que distorsiona gravemente el aspecto del remate con almenas características del Castillo”.
Según ilustra la denuncia, otro de los apartados en los que los trabajos no se ajustan a la propuesta inicial es el de las instalaciones de climatización: “Como se aprecia en la foto la aparición de estos aparatos, sin ningún tipo de protección visual, no parece una solución muy adecuada vistos los criterios con que la CPPHAN obliga a la ocultación mediante pantallas de lamas o cualquier otra propuesta”.
San Vicente se explaya sobre los motivos de su denuncia en conversación con este periódico: “Para este tipo de actuaciones, en las que dependes de la CPPHAN, te suelen pedir hasta el carné de identidad. Pero aquí vemos que no ha existido ese mismo control. Donde antiguamente había una escalera, han metido un ascensor. El casetón original tenía unos huecos diferentes que hacían que las ventanas no coincidiesen con las del torreón, así que han metido por ahí la escalera de hormigón”. Desde su punto de vista, el resultado “es un Frankenstein, es una profanación”.
El arquitecto concluye su denuncia, en la que incluye imágenes del proyecto original que acreditan las divergencias con la actuación final, solicitando “una inspección a las obras”. Exige que la intervención “se adecue a la integridad del proyecto aprobado”. Las obras, cuya ejecución final se aprobó en 2021, han contado con un presupuesto de 3,7 millones de euros aportados por el Ministerio de Transición Ecológica.
El requerimiento de San Vicente, que actúa en representación del grupo NexoCoam, fue presentada el pasado 18 de septiembre. Desde entonces, según cuenta, no se han producido novedades en el proceso. Fuentes del área de Cultura del Ejecutivo municipal consultadas por este medio indican que, pese al carácter local de la CPPHAN, el dictamen fue firmado por la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid. A su vez, en la Consejería de Cultura del Gobierno presidido por Isabel Díaz Ayuso precisan que “si se ha hecho una obra que no se corresponde con lo aprobado el Ayuntamiento puede iniciar un expediente sancionador”.
Este diario ha contactado asimismo con AEMET, como entidad promotora del proyecto, para conocer su postura. De momento no han atendido las preguntas trasladadas. El organismo sí se pronunció cuando surgieron las primeras críticas sobre la nueva apariencia del Castillete. Aseguraban estar “muy sorprendidos” por unas críticas “sin contexto” y defendían que el proceso ha sido “respetuoso y cuidadoso”, utilizando incluso “los materiales de su construcción” con el fin de crear “un museo que visibilice la historia de la institución”. Afirman que “si no gusta su estética, así fue y así se ha reconstruido”.
“El edificio se encontraba en estado de semirruina y con peligro de derrumbe de sus forjados y cubiertas. Todos los trabajos contaron con licencia del Ayuntamiento de Madrid y el visto bueno de la Comisión de Patrimonio”, apostillaban. Y añadían: “Rehabilitar no es solo un concepto que trata de mimetizar y recuperar la imagen original de un edificio, sino de adaptar su uso primigenio y transformarlo para darle una nueva vida según nuevas necesidades y significados, que la sociedad demanda. En caso contrario, hubiera sido una recuperación impostada y carente de contenido y, por tanto, abocada a su fracaso y abandono”.
El recinto es algo más que una curiosidad dentro del Parque del Retiro. La AEMET tuvo allí su primera sede y fue durante la segunda mitad del siglo XIX y parte del XX un centro científico pionero. El Castillete, conocido también como Telégrafo de la Elefanta o castillo del Retiro, fue presumiblemente diseñado por José María Mathé, Jefe de las Líneas Telegráficas Nacionales. Se construyó para albergar un telégrafo óptico, cabecera de la línea València-Barcelona. La lógica del telégrafo óptico era crear una cadena de torres con visibilidad entre los puntos, de manera que cada una repitiera el mensaje de la anterior hasta su destino.
Después del ocaso de la tecnología, se buscaron nuevas utilidades para la singular construcción, sirviendo de escuela de telegrafía eléctrica durante un breve periodo de tiempo y, luego, como sede del Instituto Central Meteorológico, germen histórico de la actual AEMET.
Los primeros pasos de AEMET datan de 1887, cuando se crea por real decreto el Instituto Central Meteorológico, que a lo largo de los años fue cambiando de nombre hasta llegar su actual encarnación, una fuente continua de información a través de su web y redes sociales. Su primer director, Augusto Arcimis Werhle, propuso al Ministerio de Fomento que solicitara al Ayuntamiento de Madrid la cesión de la Torre del telégrafo óptico de El Retiro, en la que instaló algunos instrumentos que había adquirido durante sus viajes a Francia.
En la planta baja de la torre se encontraban los barómetros, los anemómetros en la terraza, los termómetros en el jardín y los pluviómetros en su fachada sur, a unos 15 metros de distancia de la construcción. Y es que las instalaciones incluían los terrenos circundantes a la torre, que fueron ampliándose. En 1913 se añadieron 10.000 metros cuadrados del entorno y a lo largo de los años se construyeron nuevas instalaciones.
A la construcción también se la conoce como Torre de la Elefanta, nombre que proviene del “Baño de la Elefanta”, un estanque de mediados del XIX situado en las cercanías del Castillete. Servía para el baño de estos animales de la cercana Casa de Fieras. Antonio Cabañas Cámara, meteorólogo de la AEMET en El Retiro, elaboró en 2021 un informe para pedir la recuperación del estanque, en el que en un primer momento se bañaron los animales del zoológico y, posteriormente, los perros de los madrileños.
El lugar quedó dentro de los terrenos adjuntos al organismo meteorológico en la mencionada ampliación de 1913, sufriendo un progresivo abandono hasta su clausura definitiva en 1965. Ya en 1997 se propuso convertirlo en Museo de Meteorología y en 2007 se concedió licencia urbanística para rehabilitar el edificio, pero el proyecto nunca se puso en marcha hasta los últimos años.