El 27 de junio de 2023, la doctora Xiomara Alonso Núñez solicitó aquí esclarecimiento de la impune violación de su derecho de propiedad, tras una vida entera consagrada a la Revolución y al bien público, desde que, con 12 años, alfabetizara en las tierras orientales, hasta que cumpliera cuatro años de misión como estomatóloga en la hermana Venezuela.
Xiomara, residente en Estancia 648 A, entre San Pedro y Lombillo, municipio capitalino de Plaza de la Revolución, contaba que el 11 de abril de 1986 ella y su esposo, Marino Mesa Méndez, militar retirado y combatiente en la gesta internacionalista en Angola, compraron un terreno en el reparto Nalón, del municipio habanero de Guanabacoa. El área era de 323 metros cuadrados, según el plano del reparto del año 1947.
La compra del terreno, añadía, era pensando y previendo el futuro de sus hijos, nietos y posteriores descendientes. El terreno estaba ahí, para tranquilidad de ellos, y para cuando
decidieran darle uso. Y un día, para su asombro hasta la perplejidad, se enteró de que había sido utilizado para la construcción de un consultorio del médico de la familia.
Xiomara se cuestionó por qué no se le informó previamente ni se le solicitó su autorización, «acción que nuestra familia hubiera entendido y aceptado», manifestaba.
«Igualmente, expresaba, no se ejecutó ningún gesto para sustituir mi terreno por otro, aspecto improcedente de un derecho que presumo que tengo».
Desde entonces, confesaba, todo ha sido un largo peregrinar de entrevistas, reclamaciones y llamadas a las distintas instancias de Planificación Física y el Gobierno de Guanabacoa. Sin una solución. Una vieja deuda que abochorna.
«En el último contacto, puntualizaba, me explicaron que un terreno, aunque sea propiedad privada, no es posible cederlo, porque están priorizadas las madres con tres hijos y más; acción esta altamente humanitaria, que apoyo como revolucionaria… ¿Tendré que esperar que todas las madres de Guanabacoa que tengan tres hijos obtengan su terreno, y el que me pertenece por propiedad quede pospuesto, hasta que aparezcan futuras opciones, si es que estoy entonces con vida?».
Y este redactor apuntaba: «¿Dónde estarán hoy los que violentaron entonces su derecho al terreno, ignorándolo? ¿Dónde estarán los que nunca le resarcieron ese derecho con algún otro terreno, y los que han olvidado sus reclamaciones? ¿Cómo a estas alturas se le va a negar lo que le pertenece?».
Ahora vuelve por sus fueros Xiomara para contar que tras la publicación de su queja aquí comenzaron a moverse las acciones a fin de otorgarle un terreno para sustituirle el de su propiedad. El Gobierno de Guanabacoa y Ordenamiento Territorial y Urbanismo allí (antigua Planificación Física) la citaron para seleccionar el terreno, el cual fue ubicado en Calle Central y Calle 8, en ese municipio.
«Solo faltarían los trámites correspondientes a la propiedad del nuevo terreno, señala. Esto fue hace un año. A partir de ahí las gestiones se paralizaron y comenzó un debate de opiniones encontradas de quién debe firmar la nueva propiedad entre Ordenamiento Territorial y Urbanismo, y el Consejo de la Administración Municipal (CAM).
«En varias ocasiones he llamado a Ordenamiento Territorial y Urbanismo y me he personado en sus oficinas, y me han explicado allí que todo dependía de la firma del CAM. Y el CAM ha alegado que no ha recibido los documentos correspondientes.
«Esto se ha convertido en una historia interminable. Tengo 76 años y aspiro a tener mi propiedad ahora que estoy con vida. Es triste que esto pase en nuestra Cuba revolucionaria y socialista», concluye. Y es una vergüenza imperdonable doblemente, agrega este redactor.