Bruselas respira tranquila después de que el partido socialista haya ganado las elecciones legislativas de este pasado domingo. El partido gobernante se ha impuesto con el 22,6% de los sufragios mientras que la fuerza ultranacionalista y euroescéptica Alianza para la Unión de los Rumanos ha quedado en segunda posición con el 18,1% de los votos. En tercer lugar, se sitúa el Partido Nacional Liberal mientras que la formación nacionalista Unión Salvar Rumanía debe conformarse con la cuarta posición.
Estas elecciones han tenido lugar justo una semana después de que el candidato prorruso Calin Georgescu se proclamara vencedor de la primera vuelta de los comicios presidenciales. Ante las sospechas de injerencia por parte de Moscú, el tribunal constitucional del país solicitó un recuento de los votos y podría acabar anulando los resultados.
En total, los partidos considerados europeístas han conseguido aglutinar el 57% de los sufragios, lo que supone que el país ha votado a favor de permanecer anclado a la UE y la OTAN. Esto no puede hacer olvidar que los partidos considerados ultras han aumentado de manera vertiginosa y logran el 30% de la representación tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. A diferencia de otros países pertenecientes a la antigua órbita soviética, en este caso la diáspora rumana no ha votado a favor de partidos de centro y europeístas sino que se ha decantado por opciones conservadoras. De hecho, Alianza para la Unión de los Rumanos ha duplicado sus escaños respecto a 2020.
El Parlamento resultante de estas elecciones será el más fragmentado de la Historia del país desde la caída del comunismo. “Los rumanos nos han transmitido que quieren seguir desarrollando el país con dinero europeo, pero al mismo tiempo quieren que protejamos nuestra identidad, nuestros valores nacionales y la fe”, ha reconocido el primer ministro Marcel Ciolau quien había alertado de que en estos comicios Rumanía debía decantarse entre “la estabilidad o el caos”.
Rumanía entró en el club comunitario el 1 de enero de 2007 y desde entonces se había considerado un país europeísta y pro- OTAN. A pesar de esto, el descontento entre la población ha crecido debido a una inflación y un déficit disparados, a la corrupción y a la alta tasa de pobreza. Todo esto hace que Rumanía siga siendo un país de emigrantes, empujados a buscar un futuro mejor.
El hecho de que Georgescu basara toda su campaña electoral en las redes sociales, en concreto en tik tok, y que este contenidos no apareciera señalizado como de carácter político, ha hecho que muchas miradas se hayan dirigido al Kremlin en los últimos días y también a los responsables de esta red social.
El ganador de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, que nació en 1962 en Bucarest, ha centrado toda su estrategia comunicativa en la difusión de mensajes a través de las redes sociales. Estos vídeos disponibles en Internet le muestran corriendo, yendo a la iglesia, montando a caballo o practicando Karate. Georgescu, que ha acudido a estas elecciones presidenciales como independiente, sin un partido que le respalde, ni siquiera ha participado en los debates electorales televisados al no haber sido invitado. Una estrategia que ha levantado muchas sospechas sobre la financiación de su campaña. La anulación de los resultados de la primera vuelta supondría tener que retrasar la segunda ronda inicialmente prevista para el día 8 de diciembre. Aunque Georgescu no se declara como prorruso, siempre ha sido muy crítico con la UE y la OTAN. Ha descrito la instalación del escudo antimisiles en Deveselu (Rumanía) como un “error de la diplomacia” y ha calificado a Vladimir Putin como un “hombre que ama su patria”. También ha tachado a Ucrania como un “Estado inventado”.