El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.
San Francisco Javier nació el 7 de abril de 1506 en el Castillo de Javier, en Navarra (España). Proveniente de una familia noble, mostró desde joven un espíritu inquieto y decidido. En 1525 se trasladó a París para estudiar en la Universidad de la Sorbona, donde conoció a San Ignacio de Loyola, con quien formaría una profunda amistad. Ambos, junto con otros compañeros, fundaron la Compañía de Jesús (los jesuitas) en 1534.
Francisco fue enviado como misionero por el rey de Portugal a Asia en 1541. Su labor evangelizadora lo llevó a Goa, India, donde trabajó incansablemente para convertir a los habitantes locales al cristianismo. También predicó en Malaca, las Islas Molucas y Japón, enfrentándose a desafíos culturales, lingüísticos y religiosos con admirable dedicación. Francisco aprendió idiomas locales, tradujo textos religiosos y desarrolló un profundo respeto por las tradiciones locales, logrando convertir a miles de personas al cristianismo.
San Francisco Javier fue canonizado por el papa Gregorio XV en 1622, el mismo día que San Ignacio de Loyola, San Isidro Labrador y Santa Teresa de Jesús. Es considerado el Patrono de las Misiones debido a su incansable labor como evangelizador, y su fiesta se celebra cada 3 de diciembre.
Su legado incluye no solo su ejemplo de fe y sacrificio, sino también un modelo para los misioneros en cómo respetar las culturas locales mientras se difunde el mensaje cristiano. La Compañía de Jesús considera a Francisco uno de sus más grandes referentes, y su vida continúa siendo fuente de inspiración para muchos fieles en todo el mundo.
En 1552, San Francisco Javier emprendió una misión para llegar a China, un territorio que consideraba crucial para su labor evangelizadora. Sin embargo, mientras esperaba un permiso para entrar al país, cayó gravemente enfermo en la isla de Sancian, frente a las costas chinas.
El 3 de diciembre de 1552, Francisco murió a los 46 años, en condiciones humildes y lejos de su tierra natal. Sus últimas palabras fueron dirigidas a Dios, en quien confiaba plenamente. Su cuerpo fue trasladado a Goa, India, donde se conserva incorrupto en la Basílica del Buen Jesús, atrayendo a miles de peregrinos cada año.
San Francisco Javier es recordado como uno de los misioneros más grandes de la historia de la Iglesia, cuyo celo apostólico y valentía marcaron profundamente la expansión del cristianismo en Asia.