Recibir una herencia implica responsabilidades y trámites legales que, si no se realizan correctamente, pueden convertirse en un auténtico quebradero de cabeza. Desde problemas fiscales hasta el riesgo de asumir deudas del fallecido, los errores al gestionar una herencia pueden salir muy caros. Aquí te contamos las principales acciones que debes evitar al heredar y cómo enfrentarte a este proceso con seguridad.
Uno de los pasos que muchos consideran instintivo tras el fallecimiento de un familiar es acceder a sus cuentas bancarias para disponer de dinero. Sin embargo, este acto puede generar serios problemas legales. Hasta que no se tramiten todos los documentos de la herencia y se regularicen las cuentas, el acceso a los fondos del fallecido está restringido.
Las entidades bancarias están obligadas a bloquear las cuentas de un cliente fallecido hasta que los herederos presenten la documentación necesaria, como el certificado de defunción, el testamento (si lo hay) y el acta de declaración de herederos. Sacar dinero sin haber cumplido con este protocolo puede considerarse apropiación indebida y generar sanciones.
En caso de no haber testamento, se tendrá en cuenta, según la Ley 15/2015, de 2 de julio, de Jurisdicción Voluntaria, se amplía la competencia objetiva notarial, de tal forma que también son objeto de tramitación ante notario las declaraciones a favor de parientes colaterales y parejas de hecho.
Muchas personas desconocen que, al fallecer alguien, es obligatorio solicitar el certificado de seguros de vida del difunto. Este documento, que se tramita a través del Registro de Contratos de Seguros de Cobertura de Fallecimiento, permite conocer si el fallecido tenía algún seguro de vida o accidente vigente.
Ignorar este paso puede significar perder derechos económicos importantes, ya que los seguros no se activan automáticamente; es necesario reclamarlos. Además, hay un plazo limitado de cinco años para solicitar estos seguros, por lo que no hacerlo a tiempo puede traducirse en una pérdida irreparable.
Uno de los mayores riesgos al heredar es aceptar una herencia sin analizar previamente si incluye deudas. Si se acepta la herencia "a beneficio de inventario", los bienes y deudas del fallecido se mantienen separados del patrimonio del heredero, limitando su responsabilidad al valor de los bienes heredados, es decir, sin comprometer el patrimonio personal.
Por el contrario, si se acepta la herencia de manera simple, el heredero asume también todas las deudas del difunto, incluso si estas superan el valor de los bienes heredados. Esto puede generar graves problemas financieros si no se evalúa correctamente el estado económico del fallecido antes de aceptar.
Antes de tomar decisiones sobre la herencia, es esencial obtener un extracto detallado de todas las cuentas bancarias del difunto. Este documento no solo proporciona información sobre los saldos, sino también sobre posibles ingresos pendientes, deudas, o gastos realizados poco antes del fallecimiento.
Sin este paso, podrías pasar por alto datos cruciales sobre el estado financiero del fallecido, lo que dificultaría una correcta gestión de la herencia. Este extracto también es importante para el reparto equitativo entre los herederos, evitando conflictos futuros.
El impuesto de sucesiones es un tributo que debe liquidarse en un plazo máximo de seis meses desde la fecha del fallecimiento, aunque se puede solicitar una prórroga de otros seis meses si se hace antes de que venza el plazo inicial, previa solicitud en los cinco primeros meses del plazo de presentación establecido. Retrasarse en este pago puede generar intereses de demora e incluso sanciones administrativas.
La cuantía del impuesto varía según la comunidad autónoma, el valor de los bienes heredados y el grado de parentesco con el fallecido. Por eso, es fundamental informarse sobre las condiciones específicas de tu región y calcular correctamente el importe antes de que venza el plazo.
Para evitar estos errores, es aconsejable seguir estos pasos: