El cambio climático está incrementando la frecuencia y severidad de los desastres naturales, siendo las inundaciones urbanas uno de los fenómenos más preocupantes. Frente a este problema, un reciente estudio de la Universidad de Columbia Británica (UBC) sugiere que la conservación de ecosistemas naturales podría ser una solución efectiva y sostenible. La investigación, liderada por el Dr. Matthew Mitchell, señala que preservar solo el 5% de las cuencas hidrográficas podría proteger más de la mitad de las áreas urbanas propensas a inundaciones.
El Dr. Mitchell explica que ecosistemas como humedales, bosques y praderas actúan como barreras naturales que absorben grandes cantidades de agua, desacelerando su flujo hacia las ciudades. Este enfoque, señala, puede complementar o incluso sustituir infraestructuras artificiales como presas y canales, que suelen ser menos sostenibles a largo plazo. Más allá de gestionar el agua, la conservación de estos espacios ofrece una serie de beneficios adicionales, incluyendo la mejora de la calidad del aire, la protección de la biodiversidad y la reducción de la contaminación.
La capacidad de los ecosistemas para prevenir inundaciones no es su única contribución a las ciudades. Los humedales, por ejemplo, filtran de manera natural las aguas pluviales, eliminando contaminantes antes de que lleguen a ríos y lagos. Los bosques no solo capturan dióxido de carbono, sino que también proporcionan espacios recreativos que benefician la salud física y mental de las personas. Por su parte, las praderas previenen la erosión del suelo y son hábitats esenciales para diversas especies.
El estudio de la UBC plantea una reflexión para la planificación urbana y las políticas ambientales. Las soluciones tradicionales basadas en infraestructuras artificiales, aunque útiles, no siempre son suficientes para enfrentar fenómenos climáticos extremos. Además, suelen implicar altos costes económicos y ambientales.
Mitchell y su equipo sugieren que priorizar la conservación de ecosistemas debería ser un eje central en las estrategias de gestión del agua. Aunque el estudio se centra en Canadá, sus hallazgos tienen relevancia global. En muchas ciudades del mundo, las infraestructuras urbanas no están preparadas para manejar el aumento en el volumen de agua causado por lluvias intensas.
Adoptar estrategias basadas en la naturaleza, como la restauración de humedales o la reforestación de áreas degradadas, podría ser una solución replicable en diferentes situaciones. Además de reducir el impacto de las inundaciones, estas medidas fomentan la recuperación de hábitats naturales y apoyan la biodiversidad, contribuyendo a un equilibrio ambiental más saludable.
El estudio subraya que la conservación de los ecosistemas es una estrategia fundamental para garantizar la seguridad de las ciudades. Frente a los desastres naturales cada vez más frecuentes, las soluciones basadas en la naturaleza representan una alternativa efectiva y sostenible para reducir riesgos.