Un tipo específico de grasa corporal que se asocia con proteínas anormales en el cerebro, características de la enfermedad de Alzheimer se puede identificar hasta 20 años antes de la aparición de los primeros síntomas de demencia. El hallazgo, hoy en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA), sugiere que modificar el estilo de vida para reducir esta grasa podría influir en el desarrollo de la enfermedad. El estudio, liderado por Mahsa Dolatshahi, del Instituto de Radiología Mallinckrodt (MIR) en la Universidad de Washington , se centró en las personas de mediana edad (entre los 40 y los 50 años), cuando la patología de Alzheimer comienza a desarrollarse. Según Dolatshahi, las modificaciones como la pérdida de peso y la reducción de la grasa visceral en estas primeras etapas pueden ser más efectivas para prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad. El estudio incluyó a 80 personas cognitivamente normales con una edad media de 49,4 años, de las cuales el 57,5% eran obesos. Los participantes se sometieron a varias pruebas, incluidas tomografías por emisión de positrones (PET) para medir la acumulación de amiloide y tau, proteínas asociadas a la enfermedad, resonancias magnéticas para evaluar la grasa corporal y análisis metabólicos. Los resultados mostraron que los niveles elevados de grasa visceral estaban relacionados con un aumento de amiloide en el cerebro, lo que explica el 77% del efecto del índice de masa corporal (IMC) elevado sobre la acumulación de esta proteína. No se encontró relación entre otros tipos de grasa corporal y la patología asociada al alzhéimer. La investigación también reveló que una mayor resistencia a la insulina y niveles bajos de colesterol HDL (el bueno) se asociaban con un mayor nivel de amiloide en el cerebro. Sin embargo, los efectos negativos de la grasa visceral se redujeron parcialmente en personas con niveles más altos de HDL. Este estudio destaca la importancia de abordar los problemas metabólicos y lipídicos asociados a la obesidad en la prevención del Alzheimer. Dolatshahi señala que, al usar resonancias magnéticas para caracterizar la grasa corporal con mayor precisión, se han obtenido nuevos conocimientos sobre cómo la obesidad puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad. Además, en otro estudio que también se presentará en la RSNA 2024, los investigadores han encontrado que la obesidad y la grasa visceral reducen el flujo sanguíneo cerebral, lo que podría tener implicaciones en el tratamiento y la prevención del alzhéimer. Este trabajo tiene un gran impacto en la salud pública, ya que casi tres de cada cuatro estadounidenses tienen sobrepeso o son obesos, lo que subraya la importancia de tratar la obesidad para reducir el riesgo de enfermedad de Alzheimer.