Clausurado el 41 congreso del PSOE , empieza la batalla, que no será federal sino autonómica. Pedro Sánchez consiguió ayer cerrar tres días de «fraternidad socialista» sin que se haya producido públicamente ningún acto de rebeldía y sin que las federaciones donde va a haber disputas por los liderazgos hayan querido hacer correr la sangre. Tan sólo Emiliano García-Page se atrevió a alzar la voz, pero no hizo demasiada falta porque todo estaba perfectamente diseñado para evitar conflictos, para no abordar debates complejos y para apuntalar un único mensaje: Sánchez, Sánchez y Sánchez. Tan así fue que a la única persona que levantó la mano cuando se aprobó por asentimiento el informe de gestión se le dijo amablemente que en...
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