Tal vez sea inevitable, pero cuando el Barça no pone el foco en el campo pasan derrotas dolorosas en casa. Sucedió en el Centenario y ha vuelto a pasar en el 125. Pero cuando se cumplieron cien años fue contra el Atlético de Madrid y ahora, frente a Las Palmas. Cuando el tono está en el comisionado, Mishima, los himnos y la mascota, el fútbol pasa a un segundo nivel y eso es lo peor siempre para el Barça, porque de alguna forma, aunque los jugadores sean plenamente conscientes, les puede el clima. Los futbolistas acudieron a la celebración del 125 aniversario en el Liceu y se marcharon minutos antes del final porque se alargó el acto. Vivieron un Barça histórico, alejado del vestuario del momento, del terreno de juego, de la motivación intensa. No es esa la única causa de la derrota blaugrana ante el equipo canario. Pero sí una de ellas.
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