Arquitectura. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, encabezó una visita previa a la reapertura del inmueble el 7de diciembre, luego de cinco años de trabajos y 900 mddEl mundo pudo echar un primer vistazo el viernes a la recién renovada catedral de Notre-Dame de París.El presidente de Francia, Emmanuel Macron, llevó a los espectadores a una visita televisada en vivo del interior deslumbrantemente limpio y el tejado reconstruido de la catedral, cinco años después de un devastador incendio al que siguió un colosal esfuerzo de reconstrucción.“Creo que están viendo la catedral como nunca antes se había visto”, dijo a Macron, Philippe Jost, jefe del equipo dereconstrucción.El presidente francés y su esposa, Brigitte, rebosaron admiración y estiraron sus cuellos cuando entraron al monumento gótico de los siglos XII y XIII, junto con el alcalde y el arzobispo de París.Cerca de 41 mil 800 metros cuadrados de piedra caliza color crema en el interior de la catedral han sido meticulosamente despojados de ceniza, polvo de plomo y siglos de suciedad acumulada, dejando sus altísimas bóvedas, gruesas columnas y altos muros casi asombrosamente brillantes.La visita de Macron antes de la reapertura del monumento, prevista para la siguiente semana, era una oportunidad para que el presidente desviara la atención de la agitación política y los problemas presupuestarios del país. El evento pondrá el foco en una apuesta que hizo, y que parece haber dado resultado, para reconstruir la catedral en un ajustado plazo de cinco años.“Han logrado lo que se pensaba que era imposible”, expresó Macron a los obreros que se reunieron el viernes, más de la mitad de los 2 mil trabajadores y artesanos de toda Francia —y de otros lugares— que contribuyeron a la reconstrucción de la catedral.Los representantes de las fundaciones recaudadoras de fondos y algunos de los principales patrocinadores que ayudaron a reunir casi 900 millones de dólares para restaurar el monumento también se reunieron para oírhablar a Macron.Sacudida de esperanzaEn la nave central de la catedral,Macrondijo que la reapertura la próxima semana sería “una sacudida de esperanza”. Alabó el trabajo artesanal durante un discurso que por momentos fue emotivo, como cuando rindió homenaje a Jean-Louis Georgelin, el general francés que estuvo a cargo del proyecto de restauración hasta que murió el año pasado.En abril de 2019, el incendio destruyó por completo el techo de madera de Notre-Dame —un entramado de antiguas vigas medievales conocido como “el bosque”— y su revestimiento de plomo, que ardió en un humo tóxico.La aguja de la catedral, que se añadió en el siglo XIX, se estrelló contra las bóvedas y arrojó escombros carbonizados al suelo. La catedral quedó empapada por el agua que utilizaron los bomberos para detener las llamas. Los remates amenazaban con derrumbarse.“Los daños fueron considerables”, dijo a Macron Philippe Villeneuve, arquitecto jefe encargado de la reconstrucción de Notre-Dame, mientras le enseñaba fotos del antes y después del interior de la catedral. Pero el resto del monumento, como el gran órgano y los icónicos vitrales, estaban “milagrosamente protegidos”, dijo Villeneuve.“Había esperanza. Fue entonces cuando pensé que el plazo de cinco años —que era una obsesión para todos nosotros desde el principio— parecía factible para mí”, añadió.La catedral se reabrirá durante una ceremonia oficial, a la que asistirán funcionarios extranjeros y se transmitirá a todo el mundo, seguida de una serie de misas, conciertos y otros actos. Se esperan unos 15 millones de visitantes anuales en Notre-Dame, que ya figuraba entre los monumentos más visitados del mundo antes del incendio.La investigación sobre el origen del incendio de 2019 continúa, pero es posible que nunca se determine una causa definitiva. Las principales teorías entre los investigadores son que fue provocado por un corto circuito eléctrico o por un cigarrillo desechado.La visitaMacron comenzó su recorrido en la plaza situada frente a la catedral, que también está en proceso de rediseño para abrirla hacia el río Sena y ayudar a millones de visitantes a transitar por ella con mayor facilidad y comodidad, mitigando los efectos delcambio climático.La renovación de los arbotantes y otras partes del exterior de la catedral continuará durante varios años más, y la catedral sigue salpicada de andamios.En el interior, sin embargo, el bosque de tubos metálicos que se había levantado tras el incendio había desaparecido.Durante su visita de dos horas, cuidadosamente coreografiada, Macron vio nuevo mobiliario litúrgico, como el altar; contempló escenas delicadamente esculpidas de la vida de Cristo; se maravilló ante las estrellas de hoja de oro colocadas en el techo azul oscuro de una de las capillas laterales pintadas, y miró a los querubines del óculo, un anillo de piedra situado en el centro de las cuatro bóvedas que forman el crucero de la catedral.Macron también subió al nuevo ático y a la base de la nueva aguja. Como el resto de la catedral, ambas se reconstruyeron de modo que fueran casi idénticas a la estructura anterior al incendio, utilizando más de 2 mil robles de toda Francia.“Cada pieza es única, y cada una está hecha con un árbol”, explicó a Macron Jean-Louis Bidet, director técnico de Ateliers Perrault, la empresa que construyó la techumbre del coro, mientras le mostraba vigas talladas a mano, como en la Edad Media.Bidet y otros artesanos mostraron al presidente francés algunas herramientas —un cincel de piedra, un hacha, una plomada— utilizadas para destacar las técnicas ancestrales que utilizaron para renovar la catedral, junto con los conocimientos modernos de ingeniería. En su discurso, Macron dijo que cada trabajador era un “eslabón” de una cadena de conocimientos que se remonta a la Edad Media.“La gratitud de nuestra nación es inmensa”, dijo Macron, antes de darles las gracias de nuevo.Los trabajadores, agrupados sobre el suelo a cuadros blancos y negros de la catedral, estallaron en aplausos.tc.2024 The New York Times Company