Las correspondencias del ave marina con el poeta, manifiestas en el célebre poema de Charles Baudelaire, tal vez hoy en día se tornan más claras y rotundas. A la sociedad líquida le atrae el vértigo de la información, la superficialidad de la existencia y el consumo como prestigio social. El trabajo del poeta marcha en sentido opuesto.Conocimiento demorado, indagación a los orígenes y ritual sin utilidad. En tales condiciones, me atrae pensar que la poesía es más que nunca el lugar de los insumisos y de los escépticos, kilómetro cero para replantear todas las palabras del diccionario, el abracadabra para recuperar —por la eternidad de un minuto— la inocencia y el asombro. Llevado por tales deseos, me asomo con curiosidad y entusiasmo a la oferta de lecturas poéticas y de presentaciones de libros de poemas que ofrece el programa de la FIL 2024. Como ya es costumbre, el visitante de esta fiesta puede agendar su lugar en el Salón de la Poesía, el cual, por cada jornada, ofrece dos recitales. Siendo España el país invitado, me hubiera gustado escuchar a Chantal Maillard, Chus Pato, Jesús Aguado, Andrés Sánchez Robayna, Luis Alberto de Cuenca o Pere Gimferrer, poetas de primera línea y que, me parece, no han estado en este ciclo poético; sin embargo, me emociona saber que sí estarán María Ángeles Pérez López, Ada Salas y Raquel Lanseros, figuras cardinales de la actual poesía española.Celebro también la participación de la chilena Paula Ilabaca y de la cubana Legna Rodríguez Iglesias, dos poetas de aventura verbal extrema, reconocibles en el concierto de la lírica hispanoamericana. Uno de los platos fuertes, no tengo la menor duda, será la lectura del polaco Tomasz Rózicky. La poesía mexicana presenta a Ricardo Castillo, Silvia Tomasa Rivera, María Baranda, Luis Armenta Malpica, voces consolidadas, en activo y en permanente reconfiguración de nuestro canon; asimismo, recomiendo asistir a las lecturas de la poeta zapoteca Irma Pineda, Claudia Luna Fuentes, Jorge Ortega y Ángel Vargas, presencias que traen aires indómitos e inestabilidades necesarias a nuestra lírica.En el programa hay otros autores que mi desconocimiento total o parcial de su obra me impide emitir un comentario; la curiosidad y excitación de un encuentro a ciegas, por supuesto, puede llevarnos al descubrimiento de un poeta mayor.De las presentaciones de libros, anoto en mi cuaderno de citas imprescindibles esta lista: Poeta griego arcaico de Luis Felipe Fabre; Poesía completa de T. S. Eliot en la versión actualizada de José Luis Rivas; Poesía reunida de Ángel Ortuño; Después seguía la muerte de Silvia Eugenia Castillero; Poemas para otakus de Paola Llamas Dinero; la edición conmemorativa por el centenario de Ifigenia cruel de Alfonso Reyes; Ejercicios de respiración seguido de El Estado empresario mexicano de Hernán Bravo Varela; el volumen de ensayos sobre poesía española contemporánea La tercera vía de Juan Carlos Abril; la nueva serie de la colección El oro de los tigres que coordina José Javier Villarreal; Murciélaga de Clemente Guerrero; Corrientes alternas. Antología de verso y prosa de Octavio Paz; De humo y miel de Odette Alonso, la autobiografía El monstruo incesante de Amanda Berenguer, y Poesía reunida de Raúl Bañuelos.???? ¡La poeta Ada Salas compartirá su obra en el Salón de la Poesía de la #FILGuadalajara, presentada por Jorge Ortega! ???? Las actividades del Salón de la Poesía son con registro previo en el correo registro.poesia@fil.com.mx ¡Aparta tu lugar! ???? #SomosLectores pic.twitter.com/PvJ1BU9UKs— FIL Guadalajara (@FILGuadalajara) November 27, 2024
El riesgo de una indigestión lírica es real pero, estómagos de hierro, vale la pena correrlo.Por si faltaran más recomendaciones, creo que es justo mencionar la programación off FIL que sucede en otros espacios de Guadalajara donde también se realizan lecturas y presentaciones de libros. Desde hace varios años, la terraza del restaurante Patán es el mejor lugar para encontrarse con los amigos en un ámbito hospitalario y desenfadado. La programación es de primera con autores extranjeros, nacionales y de la localidad. Tal vez aquí, el Albatros baudelareano no sienta demasiada nostalgia por los nubarrones y las tempestades en el mar abierto, y vaya de mesa en mesa, agitando sus alas, tan grandes como los remos de los navíos aqueos de la guerra contra Troya. LHM
