Con una amplia trayectoria en el estudio de la malaria, la polio y su contribución a la inmunización de la población en África, la científica Rose Leke (Camerún, 1947), es una de las cinco ganadoras de los Premios Internacionales L’Oréal-Unesco For Women in Science 2024. Su trabajo ha tenido un profundo impacto en la salud pública en su Camerún natal y en toda África. Destacada educadora y defensora de las jóvenes científicas, sus logros la sitúan como un modelo a seguir para las nuevas generaciones.
¿Qué la llevó a dedicarse a la investigación, y a centrarse en inmunología y salud pública?
Mi padre nunca dejó de recordarme que tenía que ser científica: médico, ingeniera... Él era director de una de las pocas escuelas existentes y se aseguró de que siguiera con las tareas escolares. Así que crecí interesada en las ciencias, seguí ese camino y destaqué en él. Después de la licenciatura me dediqué a la investigación de la malaria para el máster y luego también para el doctorado. Estudiando en EE UU y Canadá, me preparé para volver a Camerún, mi país natal, e implicarme en la salud de nuestra población.
A lo largo de los años, ¿cómo ha evolucionado la investigación sobre la malaria y cuáles cree que serán los próximos pasos en esta lucha?
Se han dedicado muchos esfuerzos a la lucha contra la malaria. Ha habido algunos avances, pero en los últimos cuatro años se han estancado. Actualmente, la comunidad está replanteándose sus estrategias y buscando otras nuevas que cambien las reglas del juego para derrotar y eliminar la malaria. Se dispone de herramientas de prevención, diagnóstico y gestión de casos, pero no se utilizan adecuadamente. En la actualidad, se están desplegando dos vacunas contra la malaria en los países por primera vez desde enero de este año. Pero los desafíos son reales. La resistencia del parásito a los fármacos y de los mosquitos a los insecticidas es un reto cada vez mayor. La investigación sobre la malaria ha estado trabajando junto a programas y proyectos para obtener pruebas que permitan avanzar en el proceso de control y eliminación. La investigación es muy necesaria ahora a nivel de implementación y para mejorar las herramientas existentes: mosquiteras tratadas con insecticidas, diagnósticos y mejores fármacos para combatir la resistencia a los medicamentos, y una vacuna más eficaz.
¿Cómo ha afectado el cambio climático a la propagación de enfermedades infecciosas como la malaria?
Está repercutiendo progresivamente en las enfermedades infecciosas, sobre todo en la malaria. Por ejemplo, las estaciones están cambiando. Sabíamos que en Yaoundé, Camerún, teníamos dos estaciones lluviosas y dos secas, y que la malaria aumentaba durante la estación lluviosa. Ahora, con el cambio climático, ya nadie sabe con certeza cuáles son estas estaciones, y los patrones de reproducción de los mosquitos se han alterado. Asimismo, con el cambio climático se han alterado los patrones de temperatura. Las zonas más frías se han vuelto cada vez más cálidas, y son un mejor caldo de cultivo para los mosquitos, por lo que se reproducen en mayor número y tenemos grandes aumentos de enfermedades transmitidas por vectores. Y las especies de mosquitos se están desplazando a zonas en las que originalmente no habitaban a medida que las temperaturas y el agua son cada vez más favorables para su reproducción. También los movimientos de población debidos al cambio climático aumentan la susceptibilidad de más personas a estas enfermedades transmitidas por vectores.
¿Qué efectos han tenido las campañas de vacunación contra la polio en África?
Las campañas de vacunación contra la polio en África se han prolongado durante muchos años. En 1988, la Organización Mundial de la Salud tomó la decisión de erradicar la polio del mundo. La Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Poliomielitis (GPEI, por sus siglas en inglés), formada entonces por la OMS, Unicef, Rotary International y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), y a la que más tarde se unió la Fundación Bill y Melinda Gates, y recientemente la Alianza GAVI, ha venido coordinando este esfuerzo, que se lleva a cabo en las seis regiones de la OMS. Además de la inmunización sistemática, se han llevado a cabo campañas intensivas de erradicación de la poliomielitis. De este modo, se ha certificado que el mundo está libre de los tipos 2 y 3 del virus salvaje de la poliomielitis, mientras que el tipo 1 del virus salvaje de la poliomielitis solo circula ahora en Pakistán y en Afganistán, en la región EMRO. Sin embargo, debido a la baja inmunidad de la población, algunos de los virus de la vacuna se han vuelto virulentos causando parálisis en los niños. Este es el caso del tipo 2 en particular en muchos países de África y otras regiones, y del tipo 1 principalmente en África.
¿Qué consejo daría a los jóvenes científicos, especialmente a las mujeres, que están comenzando sus carreras?
Mi consejo será que tengan un objetivo por el que trabajar, que tengan un mentor y se esfuercen siempre por alcanzar la excelencia. Ante los retos deben ser resilientes, pacientes, tolerantes, razonar bien y tomar decisiones sabias, con la ayuda del mentor. Recordarles también que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana, no llamarlo nunca fracaso, sino aprender a atravesar la ventana o saltar la valla.
Como presidenta de múltiples comités de salud en África, ¿cuál es su enfoque para liderar equipos y generar un impacto real?
He presidido muchos comités en diferentes organizaciones. En mi opinión, ser líder es estar llamado a servir, a coordinar, pero utilizando el talento que Dios ha dhado a cada uno para inspirar y hacer que el grupo se una y trabaje junto, con respeto por los demás y por aquellos con los que entramos en contacto.