El cara a cara entre Julia Cortés, pro operaciones de estética, y Carmen Lomana , que afirma no haberse «operado nunca de nada, bueno, salvo de los ojos, de aquí», ha dado mucho que hablar y ha hecho reír bastante a la audiencia que estaba en plató de ' Y Ahora Sonsoles ' (Antena 3). Hasta a Sonsoles Ónega se le ha escapado alguna referencia haciendo alusión a esa negativa continua de Lomana ante lo que para muchos es evidente, el hecho de que lleva más de un retoque estético en su físico: «¡No me hagas ahora un Lomana!». Le decía eso a Julia al referir que ella no se había intervenido quirúrgicamente el pecho y Carmen se ha dado por aludida y ha torcido el gesto. El caso es que ella insiste, por activa y por pasiva, diciendo que lo suyo es «genética, que mi madre siempre estuvo estupenda» y que «una cosa es entrar a quirófano y otra es aprovechar los tratamientos que encontramos hoy en día, con botox, ácido hialurónico, colágeno y otras opciones que sí que ayudan a lucir mejor». Es refiriéndose a esto que ha hecho una gran confesión en relación a la primera vez que se infiltró: «La primera vez que me pincharon yo tenía 53 años ». A la mesa de ' Y Ahora Sonsoles ' estaba la periodista Pilar Vidal y ella ha confesado que se hizo un lifting cuando tenía 49 años, «no había cumplido los 50». Tanto ella como Lomana y Julia Cortés han recomendado a las personas más jóvenes que se resistan y que no se sometan a tratamientos antes de tiempo. «Hoy en día hay muchos productos, cremas, lociones y tratamientos estupendos que hacen que no sea necesario ir a más antes de los 50, de verdad», ha continuado refiriendo Lomana. El público ha estallado en risas al escuchar a Carmen decir que no se ha «operado nada». Igualmente, cuando le han puesto las declaraciones que hizo ayer Agatha Ruiz de la Prada en el programa de Ónega hace unos días, donde habló de Lomana diciendo que cuando la conoció, hace más de 30 años, «era como una señora mayor y ahora está mucho mejor, de verdad. Parece otra». Carmen le ha contestado y ha dicho estar «cansada» de las referencias de esta persona hacia ella: «Mira, yo la conocí en el 81, que vino a casa. Y yo entonces era un pibón, qué quieres que te diga. Y le encantó todo lo mío. La casa, ¡hasta mi marido!».
