La provincia de Guadalajara, en el interior de Castilla-La Mancha, alberga un enclave mágico, rodeado de naturaleza y repleto de multitud de monuentos históricos marcados por el paso de varias civilizaciones y conflictos
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La península ibérica cuenta con gran variedad de singularidades a lo largo de su territorio. Desde bosques milenarios hasta impresionantes cascadas y pasando por escarpadas montañas y acantilados, España alberga gran cantidad de villas, parajes y campos esperando a ser descubiertos.
De esta manera, la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha destaca no solo por las joyas naturales que alberga, sino también por sus pueblos repletos de historia en los que parece haberse detenido el tiempo por completo. El municipio de Brihuega, en la provincia de Guadalajara, es uno de esos sobresalientes lugares; dotado de vastos campos y con valiosos monumentos que lo vuelven una alternativa idónea para los amantes del turismo rural.
Ya sea por su extensa producción de lavanda o por su laberinto subterráneo repleto de cuevas y túneles, visitar Brihuega representa una oportunidad mágica para descubrir todo lo que el municipio manchego tiene que ofrecer. Por ello, conocer su historia y algunos de los principales lugares de interés es esencial para organizar un viaje completo en el que poder disfrutar al máximo.
La historia del municipio de Brihuega está estrechamente ligada a la de España, ya que debido a la situación estratégica en la que se encuentra, la localidad ha sido lugar de algunas de las batallas más importantes del país. Pese a que se han descubierto poblados ibéricos y restos arqueológicos antiguos, no fue hasta la Edad Media cuando la villa comenzó a tener gran notoriedad.
Tanto es así que, Alfonso VI -antes de ser coronado monarca-, se alojó en el pueblo tras huir de la corte por problemas con su padre. Motivo por el cual, tras la conquista de Toledo -y ya siendo rey- donó la villa al Arzobispado de Toledo, quienes convirtieron Brihuega en un enclave a la altura de algunos de los más importantes en el territorio.
Años después, en el 1710 y tras idas y venidas entre el arzobispado y el rey Felipe II, el municipio albergó dos conflictos durante la guerra de sucesión española; el asalto a Brihuega, y la batalla de los campos de Villaviciosa de Tajuña un día después, los cuales supusieron el comienzo de la dinastía Borbón en el trono español. De la misma manera, durante la guerra civil el municipio fue ocupado por tropas de la Italia fascista, las cuales se enfrentaron al ejército republicano en el año 1937, siendo uno de los conflictos más nombrados a lo largo de todo el conflicto.
Uno de los principales atractivos del municipio de Brihuega son sus cuevas árabes. Situadas en la Plaza del Coso, fueron construidas entre los siglos X y XI y se trata de más de 8 kilómetros de galerías y túneles laberínticos que recorren todo el subsuelo briocense.
Los pasadizos fueron utilizados en épocas de asedio, ya que contaban con vías de escape exteriores que permitían comunicarse con el Castillo y huir hacia el exterior de las murallas. Además, las cavernas eran utilizadas como almacenes de víveres, puesto que cuentan con una temperatura ambiente constante de 12 grados centígrados.
En la actualidad, los pasadizos cuentan con una pequeña muestra de aproximadamente 700 metros acondicionados para ser visitados en su totalidad, permitiendo vivir una experiencia similar a la de los habitantes de la época.
Otro de los principales atractivos de Brihuega son los vastos campos de lavanda con los que cuenta. El municipio atesora cultivos que exceden las mil hectáreas de plantación, volviéndolo un espectáculo tanto visual como sensorial.
Los campos de lavanda se pueden visitar libremente, ya que están abiertos durante todo el año, aunque también es posible llevar a cabo una visita guiada por el terreno. Aunque estas tan solo se realizan los viernes, sábados y domingos de julio, cuando la lavanda aún se encuentra en proceso de floración.
Dado su marcada historia, el municipio de Brihuega cuenta con un gran patrimonio tanto religioso como civil y cultural. Uno de los monumentos más destacados de la zona es el Castillo de Peña Bermeja, ubicado al sur del núcleo urbano y de origen musulmán.
Este rodea parte de la villa de Brihuega con sus murallas -las cuales datan de los siglos XI y XII- y sirve para representar de manera fiel el paso de los años y la multitud de conflictos que ha vivido el pueblo. De la misma manera, el monumento aún conserva en pie dos de sus puertas, la del arco del Cozagón y la puerta de la Cadena. En la actualidad, la construcción es utilizada como cementerio municipal. También es posible disfrutar de otros monumentos civiles y militares como:
Por otro lado, en el casco antiguo, que fue declarado conjunto histórico-artístico en 1973 cuenta con tres iglesias del siglo XIII; la iglesia de San Felipe, la de San Miguel y la de Santa María de la Peña. Además, también es posible visitar del convento franciscano de San José y los restos de la antigua iglesia de San Simón.