El mercado de divisas es variado, y a día de hoy, existen muchas monedas a lo largo de los países del mundo. Unas están presentes en varias naciones diferentes, como el euro, aunque hay territorios con algunos metales únicos en nuestro planeta, donde solo existen en tales regiones. La historia del intercambio monetario ha evolucionado con el paso de los siglos, y en su gran mayoría son relativamente recientes. No obstante, existe una moneda con más de mil años desde su creación, considerada la más antigua de la Tierra en circulación.
Las monedas más antiguas que se conocen, y por tanto, las primeras que se acuñaron, son aquellas que aparecieron en el reino de Lidia, una región que estaba situada en lo que ahora es Turquía. Se cree que fue en el siglo VII antes de Cristo, y estaban hechas de una aleación natural de oro y plata llamada electro. Fue la primera vez que se hizo una divisa para utilizarse como medio de intercambio en los mercados locales, empleadas para facilitar el comercio y valoradas según su peso y contenido metálico.Estas antiguas divisas eran redondas o alargadas, y solían llevar una marca o símbolo como un león, que representaba al estado o la autoridad emisora. Así, entender la aparición de estas monedas es fundamental para conocer cómo funciona ahora el mercado de divisas, así como las estructuras y origen de las monedas y cómo la aparición de estas divisas de oro y plata marcaron el inicio de sistemas monetarios estructurados. Otras de las más antiguas que se conocen son la dracma griega, que surgió poco después de las monedas de Lidia y fue una de las monedas más influyentes del mundo antiguo, el dárico persa, introducidas por los persas en el siglo VI antes de Cristo, o las monedas chinas bajo el dinastía Zhou, en el mismo siglo.
De todas aquellas monedas no queda ninguna, pero fueron evolucionando hacia las divisas que hoy en día conocemos, pasando por muchas otras. E incluso varios países comparten divisa, pues sin ir más lejos, están los países de la Unión Europea y unos cuantos más que comparten la divisa del euro. Esta entró en circulación en 2002 y así, se dijo adiós a otras monedas como la peseta en España, produciéndose el mayor cambio a nivel económico de la historia de la UE. Al principio solo fueron doce países, mientras que la cifra se ha ampliado considerablemente a día de hoy.
Pero de todas las que hay en circulación, la más antigua es la libra esterlina. Introducida alrededor del año 800 después de Cristo, durante la época anglosajona, inicialmente estaba basada en el peso de una libra de plata. El término esterlina, según diversos estudios, hace referencia a los pequeños sterlings (monedas de plata) utilizados en Inglaterra.
Tras la conquista normanda en el siglo XI, se consolidó el sistema basado en la libra, el chelín y el penique. Más tarde, entre los siglos XIV y XV, se introdujeron monedas de oro como el noble y la guinea, y ya en el siglo XVII, con la aparición del Banco de Inglaterra, se convirtió gradualmente en una moneda respaldada por deuda y confianza estatal.
Durante más de mil años, ha demostrado una notable resistencia y sigue siendo una de las principales monedas del mundo, reflejando el desarrollo económico y político de Reino Unido desde la Edad Media y sobreviviendo a diversas presiones como la Gran Depresión o devaluaciones como las ocurridas tras la Segunda Guerra Mundial.
En las últimas décadas, la libra ha enfrentado situaciones como la crisis financiera de 2008 o el Brexit, pero continúa siendo una de las monedas más estables. Así, en las últimas décadas, el diseño físico de los billetes y monedas ha evolucionado para incluir medidas de seguridad avanzadas y materiales más duraderos. A día de hoy, y desde hace tiempo, la libra tiene un valor superior al euro, variando en cada momento (como cualquier tipo de cambio en el mercado de divisas). En los últimos días, el euro ronda las 0,8 libras. O lo que es lo mismo, una libra esterlina tiene un valor aproximado de 1,2 euros.