Cataluña será en 2025 la región mundial de la Gastronomía . Es el primer territorio de Europa que consigue esta distinción internacional que premia su cultura e innovación gastronómica. Un reconocimiento que proyectará, aún más si cabe, la gastronomía catalana y que respalda un modelo turístico y de promoción que va más allá de la restauración y abre las puertas al visitante para descubrir el territorio y su modelo de producción de alimentos de proximidad. El jurado del Instituto Internacional de Gastronomía, Cultura, Artes y Turismo, formado por expertos de sus diferentes ámbitos, ha valorado en su veredicto, entre otros aspectos, que «pocos sitios se pueden comparar con Cataluña» en materia gastronómica, por su cocina «de primer nivel, en la que la fusión de sabores y la excepcional materia prima hacen posible una experiencia única». También resalta «la dedicación y la profesionalidad de las personas relacionadas con este ámbito, así como sus ganas de progresar constantemente». Todo ello en «unos paisajes que son testimonio de los compromisos de las comarcas catalanas con la calidad, la sostenibilidad, la tradición y la innovación». Durante el acto de entrega del reconocimiento, el chef Joan Roca del triestrellado Celler de Can Roca, subrayó que ser la Región Mundial de la Gastronomía 2025 «supone una oportunidad para reivindicar la cocina que hacemos en Cataluña, con un sector primario comprometido con la excelencia y la sostenibilidad, y con una cocina repleta de talento». Esta consideración de Roca está basada en «datos objetivos», refiriéndose el chef a las estrellas que otorga la guía Michelin, dado que en un territorio tan pequeño como es el Principado, hay 41 restaurantes con una estrella, 8 con dos y 4 con tres. «No sabéis cómo nos envidian en el mundo», concluyó. El chef gerundense, que ya dejó una imborrable huella en El Bulli de Ferrán Adrià, también sostuvo que el hecho de convertirse en Región Mundial permitirá visibilizar a los pequeños productores y a una industria que trabaja en mejorar cada día y sin la cual el trabajo de los cocineros «no sería posible». Igualmente, afirmó que es una forma de «poner en valor la cocina tradicional, que nos ha hecho crecer y que tiene identidad propia». Para facilitar el disfrute de esta celebración se ha diseñado el programa '12 meses, 12 paisajes' mediante actuaciones mensuales entre las que destacan la riqueza de los productos de alimentación y cocinas que emergen en cada comarca de Cataluña durante las cuatro estaciones del año , con doce paisajes agroalimentarios como marco. La iniciativa, organizada por Generalitat de Cataluña y la colaboración de restauradores, entidades locales de cada territorio y la propia cadena de alimentación, pivota alrededor de la variedad de alimentos autóctonos y la importancia de preservar las tradiciones gastronómicas locales a la hora de promover la sostenibilidad de consumir productos de temporada y proximidad. Enero es el inicio de la floración de los frutos secos, la temporada de los 'calçots', esa cebolleta tierna que a la brasa y condimentada con una salsa basada en almendra y avellana es muy popular entre los catalanes. Con estos protagonistas, el primer paisaje de la Región Mundial de la Gastronomía 2025 se dedicará a la piedra seca con la que los agricultores construyen barracas, muros y márgenes en campos donde se cultivan frutos secos, vid, olivares y el 'calçot'. El paisaje de febrero será el de las masías y los sabores tradicionales relacionados con los embutidos, quesos, mermeladas y confituras. Al ser el final de la temporada de la matanza del cerdo, es la época de las butifarras, bull, girella, secallona, el bisbe, fuets, longanizas y la sobrasada. El mosaico de la huerta y el parque agrario es el escenario protagonista de las actividades de marzo, con la verdura y la fruta como protagonistas, mientras que el paisaje de abril es el de las colmenas, las flores y los aromas en ubicaciones donde se desarrolla la apicultura al ser el inicio de la temporada de la producción de miel de primavera y el cultivo de plantas aromáticas y medicinales. En mayo comienza la época óptima para el consumo de pescado azul y la temporada de los mejillones, ostras, sardinas, caballa, jurel y boquerón que forman parte del paisaje de la costa mediterránea. Junio se dedicará a los pastos de montaña y los caminos de trashumancia del Pirineo , que son las zonas predilectas de los ganaderos para la producción de carne y lácteos. Los colores de la fruta y la uva protagonizan la paleta cromática de los territorios de estos productos al ser julio el mes en el que muchas frutas de hueso, como manzana, pera, cerezas, melocotón y también la uva, están en su punto óptimo de madurez. Las espigas doradas despuntan de los paisajes en agosto en las zonas de cultivo de cereales, donde se produce harina y se elabora artesanalmente pan y pastelería, dado que del 1 al 31 de agosto finaliza la campaña de la siega del cereal. Septiembre se dedica a las llanuras de los deltas, mes en el que se recoge el cultivo del arroz y los cítricos al iniciarse la campaña de otoño, mientras es en octubre cuando arranca la temporada de los buscadores de setas y por eso los protagonistas serán los bosques singulares y protectores, junto a los ríos de montaña, zonas de producción y recolección de 'bolets', trufas, frutos del bosque, carne de caza, pesca y la sal de las antiguas salinas interiores. En octubre también finaliza la recolección de frambuesa, moras, escaramujo y arañones. El paisaje de los olivares y del aceite de oliva virgen extra será el marco de noviembre al ser el mes de su producción y envasado del aceite nuevo y al llegar diciembre la protagonista será la agricultura de subsistencia, denominada resiliente, y las llanuras de la calma , porque será el momento de las zonas de cultivo de patata y también de productos de prestigio y celebración para las fiestas navideñas, con la elaboración del turrón, cría de pollos y capones.